Se trata de un desarrollo del grupo CU29 —que está detrás de otros importantes proyectos en Carrasco y Parque Rodó— que combina inversión, arquitectura y una propuesta comercial centrada en la revalorización de los comercios tradicionales de cercanía.
La propuesta se despliega sobre un predio total de 2.000 m² y se estructura en dos etapas. La Fase A, que será la que contempla una intervención de 1.300 m², con 600 m² interiores y 700 m² de espacios exteriores destinados a terrazas, jardinería y paisajismo.
La Fase B sumará otros 700 m², 300 de los cuales serán techados, y se espera su inauguración para el último trimestre de 2026.
La inversión total estimada asciende a US$ 4 millones y el desarrollo avanza en línea con la normativa vigente para la zona, a la espera de aprobaciones finales de la Intendencia de Montevideo que forman parte del proceso habitual.
Uno de los elementos centrales del proyecto es el edificio existente, cuya bóveda fue realizada por el ingeniero Eladio Dieste. Aunque no integra el listado de bienes patrimoniales de la Intendencia, el equipo resolvió trabajar con criterios de máxima preservación.
Así, la bóveda creada por Dieste se transformará en el elemento central desde el punto de vista arquitectónico y funcional del edificio.
Es que el foco arquitectónico aparece como uno de los diferenciales del emprendimiento. El diseño original estuvo a cargo del estudio livni+, mientras que la ejecución del proyecto es llevada adelante por Estudio Seis.
En cuanto a los locales, serán de escalas diversas, algunos con subsuelos y otros con fuerte vínculo con el espacio exterior, incluyendo terrazas frontales y patios internos.
En términos comerciales, la propuesta se articula bajo un concepto de “deli” contemporáneo, con una curaduría específica de operadores y una clara apuesta por los oficios tradicionales de la gastronomía, una propuesta novedosa para el barrio pero también para Montevideo.
Dentro del complejo funcionarán una sucursal de la carnicería Del Campo; una nueva sede de La Rotisería; una panadería del grupo Nueva Malvín; la empresa de productos del mar y congelados Mar Austral; la tienda de alimentos El Naranjo y una pizzería gourmet. Además, el programa contempla otros dos locales, uno de los cuales será ocupado por un restaurante.
Más allá de la selección de marcas, el proyecto apunta a una gestión integral del espacio, con estándares unificados de operación, limpieza, seguridad, mantenimiento y paisajismo. “Existe un concepto, un programa comercial y una operación centralizada, que garantizan que todo funcione bajo el mismo estándar de calidad”.