Los deliverys en moto o bicicleta que recorren la ciudad con sus mochilas rojas y naranjas, es decir, PedidosYa por un lado y Rappi por el otro, son los dueños de la calle en cuanto al servicio de entrega a domicilio de alimentos y bebidas. Con la salida en enero de Glovo y el anuncio del retiro de operaciones el próximo 4 de junio de Uber Eats, la app creada en Uruguay y su par colombiana se transforman en las únicas que competirán por la misma torta, repartiéndose las comisiones que cada una carga sobre los cafés, bares y restaurantes con los que trabajan.
En este sentido, ambas empresas deberán diseñar estrategias muy concretas para seguir trabajando con calma, ya que tanto por necesidad como por infraestructura organizacional, se han terminado convirtiendo en “socios” de boliches. Y socios con porcentajes de ingresos muy altos, entre 23% y 21%, dejando a los locales y comercios con una rentabilidad muy baja, ya que “otro socio” ineludible es el Estado con su 23% de impuestos.
Si bien cada una ofrece un paquete bien diferenciado de descuentos y cupones, a la hora de pasar raya y hacer números, esos porcentajes en comisión se transforman en una disputa que, por ejemplo, en la vecina orilla ya están dando los empresarios gastronómicos de todo el país.
Concretamente, en Argentina, mientras todos los sectores enfrentan un desplome en sus ventas a raíz del COVID-19, los dueños de restaurantes y bares alzaron la voz contra el tándem Rappi, Glovo y PedidosYa, invitando a una movida para “apagar” las app de delivery que, en su caso, trabajan con fuertes comisiones que alcanzan hasta un 30% en muchos casos.
Son mercados y economías diferentes, pero cuando del bolsillo se trata y minimizar costos es lo que permite seguir rodando, los porcentajes de los deliverys tendrán lápices y sacapuntas nuevos, cosa de hacer números otra vez.