Las alimenticias se preparan para las batallas reguladoras (en el camino de las tabacaleras)

Primero vinieron por las tabacaleras y luego por las bebidas alcohólicas.  Ahora la movida regulatoria está apuntando sus cañones a la industria de la alimentación, a quien muchos acusan de potenciar la epidemia de obesidad.
Como es un tema sensible y “prensable”, muchos legisladores de todas las instancias (ciudad, provincia y nación) “compran” el discurso más extremista.  Los lobbistas de la industria -por ejemplo- lograron parar en Buenos Aires una reglamentación que virtualmente dejaba sin productos a los kioscos: “de Arcor pasaban 5 ó 6 productos y de Molinos 2... hasta los yogures con cereal de La Serenísima estaban arriba del arbitrario máximo calórico que impulsaban algunos”, nos confió un hombre de la industria alimentaria en los pasillos del Coloquio de la UIC... seguí, hacé clic en el título.

La autoregulación es un camino, incluso, que ya adoptaron en Argentina varias multinacionales que -por ejemplo- no realizan publicidad para niños menores de 12 años, un terreno donde hoy por hoy sólo comunica Arcor.
“Lamentablemente para nosotros -decía nuestra fuente- lo que viene avanzando es la parte más radicalizada del discurso. Es fácil culpar a la industria de la obesidad y abstraerse del sedentarismo y otros malos hábitos”.  Un debate abierto.

Hacía falta un cambio Brusco al Centro (e IXOU lo trajo con inversión de US$ 60 millones)

Toda transformación supone un cambio brusco y Brusco es el nombre de uno de los proyectos más ambiciosos que la desarrolladora internacional IXOU viene llevando a cabo en el Centro de Montevideo, en una manzana de enorme valor histórico y social, junto al Mercado de la Abundancia y la Intendencia de Montevideo. En diálogo con InfoNegocios, el gerente comercial, Gino Di Stasio, dijo que “Brusco es más que un desarrollo inmobiliario, es un ecosistema urbano mixto que transforma la ciudad en un espacio más eficiente y sostenible”.