Cuando visité a Sandra para la entrevista, hubo algo que sin decirnos nos daba la pauta que habíamos estado viviendo cosas parecidas: el arte de emprender en algo que te apasiona.
Sandra es de profesión odontóloga, pero confiesa que su verdadera pasión “es el diseño y los trapos”. Crear, inventar, pintar, bordar… Todo lo que sea imaginar y crear con las manos.
Un viaje a EE.UU de improvisto y dado por circunstancias poco esperadas, despertó en ella las ganas de crear con géneros, telas, alfileres, tachuelas, moldes… y lo que se le cruzara por delante, para darle forma a prendas muy originales.
“Todo empezó como un juego, yo cosía (a mano), tejía, bordaba, todas artes manuales que me dejó de herencia mi mamá; mientras tanto cursaba odontología. Un día me dije, ¿por qué no hacer de esto un negocio, si disfruto muchísimo de lo que hago y además a la gente le gusta? Y fue así como sentí la necesidad de instruirme en un Plan de Negocios, para poder hacer de mi arte mi futura empresa. Me acerqué a la Fundación E+E y ellos me dieron todas las herramientas necesarias para poder focalizar mi hobbie como un negocio, una empresa a futuro. Y ese camino es el que estoy transitando hoy”.
Así nació “lolitaponce”, una marca que no dudo en breve será el apellido de muy buenas creaciones. Reténganla en la memoria y cuando alguien les cuente, me compré un “lolitaponce”, díganle: es una marca de una “emprendedora cordobesa, de pura cepa”.