Con el fin de garantizar a los usuarios la máxima calidad en materia de medicamentos y establecer condiciones equitativas entre los laboratorios nacionales y extranjeros, el gobierno prepara un conjunto de normas para regular la industria farmacéutica.
Por un lado, el Poder Ejecutivo ampliará las potestades del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) en lo que refiere al control de las medicinas importadas para que cumplan con las mismas exigencias que las elaboradas en Uruguay.
“Estamos procesando una norma que de ser aprobada va a permitir que el LATU sea el organismo encargado de revisar si los productos importados cumplen los mismos procesos que los nacionales y que además actúe como garante de certificación fuera del país de los productos que ingresan”, explicó la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, durante el acto de apertura del Foro de la Industria Farmacéutica.
Organizado por la Asociación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (Alifar), el evento reunió en el Hotel Sofitel Carrasco a destacados expertos nacionales e internacionales que abordaron los desafíos del sector a nivel nacional y regional.
Alfredo Antía, presidente de Alifar y de la Asociación de Laboratorios Nacionales (ALN), recordó que “los laboratorios nacionales son una herramienta para acceder a los medicamentos que la enorme mayoría de los uruguayos necesitan” y reclamó “lealtad comercial” en el sector. “Nuestros países son prácticamente autónomos, soberanos e independientes en materia de abastecimiento de medicamentos y eso es una bandera”, afirmó.
Uno de los objetivos del gobierno es contar a la brevedad con una autoridad regulatoria de medicamentos que cumpla con las condiciones exigidas por la Organización Panamericana de la Salud. “La industria nacional necesita que exista una autoridad para no verse en la obligación de apelar a otras agencias regulatorias”, señaló el ministro de Salud, Jorge Basso.
Además de abordar la normativa, las autoridades gubernamentales y los representantes de los laboratorios debatieron la injerencia que tienen los medicamentos biosimilares sobre la industria y las posibilidades que abren para los usuarios en materia de calidad y costos.
Sobre este tema, Basso destacó en conferencia de prensa que por primera vez el gobierno aprobó la comercialización de un biosimilar, en este caso de Rituximab, un anticuerpo que se obtiene por ingeniería genética y se utiliza para el tratamiento de linfomas. En este momento, el laboratorio Urufarma se prepara para lanzar el producto al mercado bajo el nombre de Novex.
“El país ya aprobó el primer biosimilar. Este es un paso muy importante porque permite que haya más de un proveedor capaz de suministrar los medicamentos, lo que vuelve sustentable su incorporación al sistema de salud”, concluyó.