Según el economista Ignacio Munyo, el tema del momento en Uruguay es el grave problema del atraso cambiario. Para el director ejecutivo de Ceres, “Uruguay está atrapado en el laberinto del atraso cambiario y sin perspectivas de salida en el corto plazo”, un asunto complejo que es necesario resolver, aunque advirtió que no hay “soluciones mágicas”.
Luego de exponer señales mixtas en indicadores relevantes de la economía uruguaya, con bajo crecimiento desde 2014, Munyo dio cifras que reflejan la pérdida de competitividad del país.
Cálculos de Ceres muestran que hoy el peso uruguayo está 26% más caro con respecto al dólar, si se toma como referencia el desempeño histórico entre ambas monedas. Según Munyo, el país seguirá “con un dólar atrasado”, por lo menos hasta el 2024. “No hay esperanza de cambio en el corto plazo”, añadió.
Calificó como una “situación gravísima” la disparidad frente a los socios comerciales, como Argentina, Brasil, China, la Unión Europea y EEUU, pero también ante “competidores” como Australia y Colombia.
En este sentido, un modelo desarrollado por Ceres arroja que el tipo de cambio real está 25% por debajo del nivel de equilibrio, de acuerdo con sus fundamentos.
Para dimensionar la magnitud del desafío, aseguró que, si se redujera la mitad de la brecha del atraso cambiario, con un incremento del tipo de cambio de 12,5% (a $ 42,7 por US$), los precios a fines de 2023 aumentarían 1,2 puntos porcentuales por encima de lo esperado (lo que implicaría una inflación de 8,7%). Y para que la inflación baje a 6% a fin de año (techo del rango meta del BCU), el tipo de cambio en diciembre debería ser de $ 37,3.
Para Munyo, el atraso cambiario encierra una “trampa”, pues, “mejorar la situación actual supone asumir conflictos” y mencionó los siguientes frentes: programación macroeconómica (inflación y deuda en pesos nominales); negociaciones salariales con el movimiento sindical; intereses empresariales; y el sector público (regulaciones ineficientes, rigideces salariales, entre otras).
Con el encarecimiento actual “es difícil” atraer inversiones, sostuvo, y planteó revisar la imposición de la tasa consular para bienes importados y el ajuste por inflación para cálculo del IRAE, aunque es consciente de que es difícil por el impacto en la recaudación.
En otro orden de temas, para Munyo las credenciales democráticas de Uruguay significan una “gran oportunidad” para que el país profundice las relaciones comerciales con Estados Unidos y Europa, y, al mismo tiempo, solicite el ingreso pleno a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“El contexto global no es tan adverso como se esperaba meses atrás”, dijo, lo cual supone una “buena noticia para el financiamiento externo, tanto público como privado”. En ese sentido, mencionó las proyecciones del PBI más alcistas de lo previsto en los principales mercados; los precios de los alimentos fundamentales de Uruguay (carne, soja, leche y arroz), muy por encima de los registros observados previo a la pandemia de COVID, aunque “no tan buenos como el año pasado”; la baja del valor del petróleo; y un mejor comportamiento inflacionario de EEUU que se empieza a reflejar en las tasas de interés.
No obstante, advirtió otros datos contradictorios de China (caída de precios de propiedades inmobiliarias, baja de exportaciones y enfriamiento de las ventas minoristas) que lo llevan a ser muy cauteloso sobre la fortaleza de este importante socio comercial de Uruguay.
Respecto a la región, Munyo destacó el avance de Brasil bajo la gestión de Luiz Inácio Lula da Silva, aunque reconoció que existen ciertas “contradicciones y dudas”. Destacó la agenda internacional del presidente brasileño, datos macroeconómicos, como la baja de la inflación y del déficit fiscal, y la defensa del Congreso a las reformas promercado del gobierno anterior que dejan poco margen a la administración izquierdista para dar marcha atrás.
Al mismo tiempo, marcó algunas contradicciones: planes medioambientales en la buena dirección (en la Amazonia y en el mercado global de emisiones de CO2), pero junto a megaproyectos de extracción de petróleo. Y dejó planteada su preocupación por la deuda pública elevada en el marco de una nueva ley que incrementó el techo de crecimiento real del gasto público.
“Elecciones con crisis de confianza en Argentina”, resume la compleja situación del vecino país que presentó Munyo por las malas cifras de la economía y fuertes efectos adversos por la sequía que provocaron pérdidas de ingreso de más de US$ 20.000 millones.
En ese contexto, elecciones en puerta con intenciones de votos dividido casi en tercios, según las encuestas, de donde surgirá un nuevo gobierno que tendrá que encarar un ajuste fiscal, frenar la emisión monetaria, recuperar la credibilidad, lograr financiamiento externo y atraer inversiones.
Aunque el futuro inmediato es muy complejo, Munyo destacó la riqueza en recursos naturales que puede aprovechar Argentina.
Mencionó la reciente puesta en marcha del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, que le permitirá alcanzar autonomía energética de gas natural y, por otra parte, la explotación de litio, un mineral fundamental para la fabricación de bienes tecnológicos, y del cual el país cuenta con el 10% de las reservas mundiales.
Oportunidades en el mundo
Munyo dio un mensaje optimista respecto a los desafíos por delante en términos de relaciones internacionales y comerciales, apoyado en la enorme ventaja que significa hoy exhibir una democracia liberal consolidada.
En primer lugar, destacó las puertas que “se están abriendo” con EEUU, especialmente por la estrategia de la administración de Joe Biden alrededor del “nearshoring”, es decir, el plan para que los bienes y servicios se realicen desde países políticamente alineados con la principal potencia del mundo en términos de valores democráticos.
En ese sentido, Uruguay, en términos de democracia y capital humano está en las mejores condiciones para beneficiarse del nuevo escenario global, según estudios citados por Munyo.
“Hay una gran oportunidad para mejorar aún más la relación comercial con Estados Unidos, que no se puede desaprovechar”, señaló el director ejecutivo de Ceres.
En segundo lugar, también se mostró optimista con la posibilidad de que se concrete el acuerdo entre la UE y el Mercosur, apoyado en las opiniones e informaciones recogidas en una reciente visita a países del viejo continente, como Alemania, Francia y España.
Explicó el “puzle” de dicho acuerdo para ejemplificar que es complejo para las dos partes, pero se mostró confiado en su concreción por el apoyo que ya recibe por parte de dirigentes o funcionarios influyentes.
De todos modos, Munyo cree que Uruguay puede avanzar por sí mismo, sin necesidad del bloque regional, por las mismas razones que con EEUU. “El modelo uruguayo de democracia liberal tiene que hacerse más conocido en Europa, porque vale mucho, independientemente del avance o no del Acuerdo Mercosur-Unión Europea”, afirmó.
“El valor de la democracia hoy tiene un valor económico, un valor monetario, duro y puro”, aseguró el director ejecutivo de Ceres. Además, dijo que recogió opiniones favorables en Europa para el ingreso pleno de Uruguay a la OCDE, una organización con la que el país tiene una relación de vieja data.
Al hacer un repaso de la hoja de ruta para el proceso de ingreso a la OCDE, Munyo apenas divisó una luz roja: la gestión de las empresas públicas.
El mensaje de Munyo es que Uruguay puede aprovechar su fortaleza democrática para avanzar en su inserción internacional y “afianzar su camino al desarrollo”.