El suegro de Adolfo, abuelo de Marcelo, fue un judío alemán que vino a Uruguay en 1939, antes que comenzara la Segunda Guerra Mundial. Vino a trabajar a una empresa alemana y, debido a sus orígenes, durante la guerra perteneció a una lista negra en nuestro país. Junto a otro trabajador de la empresa creó Frielectric, que en ese momento llevaba otro nombre.
Cuando Adolfo comenzó a trabajar en la empresa, el negocio pasaba por la fabricación y reparación de equipos de refrigeración, cosa que no era común en Uruguay. “Creabamos heladeras, cámaras de refrigeración, productos para boliches y panaderías. En el 1982 la tablita se rompió, cerramos el taller y solo dejamos productos a la venta. A partir de allí, pusimos el foco en las importaciones. Empezamos a hacer importaciones grandes, de todo tipo, y fuimos representantes de algunas marcas”, comentó Adolfo.
La tercera generación llegó a Frielectric con Marcelo, aunque una de sus hermanas trabajó durante siete años en la empresa. “Yo venía de otra área y diferentes situaciones me trajeron acá. Tuve que hacer un curso porque no sabía nada del rubro. Le aporté aire fresco a la empresa, la metí en las redes sociales y la adapté al siglo XXI”, dijo Marcelo a InfoNegocios. Él está enfocado al área de ventas, al desarrollo de las importaciones y al contacto con los proveedores.
Los principales clientes de Frielectric son empresas de tipo industrial y frigoríficos, a los que les acondicionan sus cámaras de frío con gas refrigerante u otros materiales. También les venden herramientas a técnicos instaladores y últimamente comenzaron a incursionar en el sector automotriz. “El negocio relacionado a los autos creció mucho en 2010 con la llegada masiva de autos chinos al país. Ahora cualquier auto tiene aire acondicionado y eso se rompe. Traemos herramientas y apoyamos al técnico para que pueda arreglar esos equipos”, finalizó Marcelo.
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