Vie 24/10/2008
Allí, tumbada en el suelo del estudio - decía Violet en la cuarta misiva -, me dedique a observarte mientras me pintabas. Me fijé en tus brazos y en tus hombros, y especialmente en tus manos mientras trabajabas en el lienzo. Hubiera querido que te volvieras hacia mi y te aproximaras y me frotaras la piel igual que frotabas la pintura. Quería que me oprimieras la carne con el pulgar del mismo modo que hacías con el cuadro, y pensé que si no me tocabas me volvería loca, pero ni me volví loca ni tu me tocaste una sola vez. Ni siquiera me estrechaste la mano.
Siri Hustvedt, Todo cuanto amé.
Luis Silveira: “En nuestro país, sin lugar a dudas la mejor inversión sigue siendo el ladrillo, propiedades bien ubicadas, y a pesar del impuesto a la renta, siempre éstas no se volatilizan”.