WinesOf surgió después de la pandemia, cuando Andrés Varela decidió unir sus pasiones por enseñar, cocinar, descubrir vinos y la tecnología. Tras 15 años dedicado a la alfabetización digital de adultos mayores y con formación en gastronomía y sommelier, vio con claridad un mismo problema en distintas ciudades: información dispersa, cartas desactualizadas y experiencias difíciles de reservar. “WinesOf nace para ordenar y conectar, para que alguien en Montevideo o Barcelona pueda descubrir una bodega, entender su propuesta, reservar una visita y tomar mejores decisiones con menos fricción”, explicó Varela.
La plataforma busca democratizar el enoturismo con herramientas que simplifican la vida tanto a los profesionales como al público. En ese sentido, el modelo combina B2B y B2C. Del lado profesional, bodegas y restaurantes acceden a un SaaS freemium: funciones básicas sin costo y herramientas avanzadas, -como cartas digitales, gestión de contenidos o analítica- a medida que el negocio madura. “La lógica es acompañar al negocio sin forzarlo a grandes saltos: que un restaurante que hoy maneja una carta en PDF pueda, con dos clics, actualizar precios, comunicar alérgenos o marcar un vino sin stock de forma inmediata”, señaló.
Del lado del público, WinesOf propone un pase enogastronómico digital desarrollado con el Fondo DTI. Se trata de una credencial multipaís con beneficios en toda la cadena de valor: bodegas, restaurantes, vinotecas, hoteles y actividades asociadas. “Este pase es una credencial para vivir más y mejor el vino, sin burocracia, con una sola puerta que se abre en varios destinos”, resume Varela.
Las novedades de la plataforma van más allá de una simple “feature”. El ejemplo más claro son las fichas de vino creadas por bodegas o profesionales, que funcionan como un idioma común. Esa información viaja intacta a la carta de un restaurante o la web de una vinoteca: el consumidor recibe lo mismo que la bodega quiso comunicar, y todos ahorran tiempo y errores.
A esto se suma las cartas 100% digitalizadas con stock en tiempo real. “Quien haya pedido cuatro vinos y escuchado cuatro veces ‘no hay’ sabe lo frustrante que es”, expresó. Con este sistema, además de resolver la falta de stock, se mejora la accesibilidad: se puede ampliar tipografía, leer alérgenos o traducir de inmediato. “No es solo inclusión, sino que es calidad de servicio. Si la mesa es amable, el servicio respira, el comensal confía y la venta fluye”, agregó.
Otro diferencial es la agenda de enoturismo interconectada por país. Hoy muchos eventos dependen del algoritmo de redes sociales para difundirse, pero con una agenda autogestionable un pequeño productor puede publicar su experiencia y llegar al público correcto. Para Varela, eso es democratizar la visibilidad.
Asimismo, la plataforma ya comenzó a desarrollar un roadmap para que la accesibilidad no sea un “adorno” sino un estándar. “Personas con discapacidades -y en realidad todo el público-, se benefician de cartas claras, contrastes legibles y procesos sin fricciones. Estamos acelerando entregas en ese frente porque es prioritario”, señaló.
La validación llegó en 2024, cuando WinesOf se presentó en la 1ª Cumbre de Enoturismo Responsable en Punta del Este. Desde entonces, más de 500 profesionales y comunicadores de diez países y tres continentes se sumaron de forma orgánica, sin campañas masivas. “Ese boca a boca nos mostró algo valioso: hay hambre de herramientas concretas, de estándares y de datos útiles”, comentó.
Por otro lado, destacó que buscan consolidar Uruguay con el pase digital, escalar a otros países con socios locales y desplegar versiones marca blanca para asociaciones y clústers internacionales. “Queremos tejer una red donde cada nodo haga más fuerte al resto. Que lo aprendido en Uruguay se convierta en un estándar útil también en Mendoza, Cataluña o el Alentejo”, proyectó el cofundador.
Tu opinión enriquece este artículo: