Con 124 años de historia, Gerdau, la mayor empresa brasileña productora de acero, está presente en Uruguay desde hace más de 40 años –con una planta en Montevideo– y desde 1998 también en Argentina, con plantas industriales en Santa Fe. Desde entonces, la firma ha contribuido de manera sostenida al desarrollo de ambos países, ofreciendo productos de acero de alta calidad.
El punto es que ahora, las operaciones de Argentina y Uruguay de Gerdau, han sido certificadas como Empresa B, una certificación que forma parte central de la estrategia de sostenibilidad de la empresa y que reconoce sus iniciativas y buenas prácticas en materia ambiental, social y de gobernanza.
“Obtener esta certificación en Uruguay y Argentina es un hito que refuerza nuestro compromiso de construir un futuro más sostenible, impactando positivamente a las comunidades donde operamos y ofreciendo productos de alto valor agregado a nuestros clientes”, expresó Guillermo Maglieri, director ejecutivo de Gerdau en Argentina y Uruguay, agregando que “este logro refleja nuestra visión de sostenibilidad basada en el reciclaje, la economía circular y la reducción de emisiones de carbono”.
Un modelo de triple impacto
La certificación como Empresa B se otorga a organizaciones que cumplen con estrictos estándares de desempeño social, ambiental y de gobernanza, demostrando su capacidad para generar un impacto positivo en el entorno mientras mantienen un modelo de negocio sostenible.
“Celebramos con gran entusiasmo la certificación de Gerdau Uruguay y Argentina como Empresa B. Su incorporación a la Comunidad B es una señal potente de que el sector industrial también puede liderar la transición hacia una economía más inclusiva, equitativa y regenerativa”, expresó Francisco Murray, director ejecutivo de Sistema B Internacional.
“Gerdau es una compañía de larga trayectoria en el continente y su decisión global de comprometerse con el paradigma del triple impacto marca un hito en nuestra región, inspirando a toda la industria a repensar su rol en la construcción de un futuro más sostenible”, remarcó Murray.
¿Qué implica ser Empresa B? Implica integrar una comunidad global comprometida con altos estándares de desempeño social, ambiental, transparencia y responsabilidad y las operaciones de Gerdau en Argentina y Uruguay se destacan por alinear su modelo de negocio con un compromiso por estos principios.
Por ejemplo, una producción sostenible, ya que Gerdau es la recicladora de chatarra ferrosa más grande de América Latina, impulsando la economía circular y minimizando la demanda de recursos naturales. En Argentina, más del 90% del acero producido proviene del reciclaje de chatarra, mientras que en Uruguay ese porcentaje alcanza el 100%. Además, se recicla más del 98% del agua utilizada en los procesos productivos, demostrando un uso eficiente de los recursos hídricos. La empresa integra a recicladores locales a la cadena de valor mediante un programa de desarrollo de proveedores, generando beneficios sociales, ambientales y económicos. También implementó una Política de Fletes y Envíos con menor impacto ambiental, optimizando la logística para reducir su huella de carbono.
Otro ejemplo es el compromiso ambiental, tema en el que la compañía avanza de manera decidida hacia su meta global de reducir las emisiones a 0,82 toneladas de CO₂e por tonelada de acero para 2031, mediante inversiones en iniciativas de descarbonización, fuentes de energía renovables y tecnologías de producción limpia.
En este sentido, las operaciones de Gerdau en Argentina y Uruguay cuentan con Sistemas de Gestión certificados bajo las normas ISO 9000 e ISO 14000, lo que asegura altos estándares de calidad y una gestión ambiental responsable en todos los procesos. En línea con este compromiso socioambiental, la empresa implementa capacitaciones continuas sobre el manejo seguro y responsable de insumos y sustancias utilizadas en sus procesos productivos, dirigidas a colaboradores y proveedores estratégicos.
En cuanto al impacto social, la empresa genera oportunidades de empleos directos e indirectos, fomenta programas de voluntariado corporativo y promueve activamente la diversidad y la inclusión.
Un proceso desafiante y colaborativo
El camino hacia la certificación implicó revisar y sistematizar prácticas existentes, detectar oportunidades de mejora y trabajar de manera transversal con toda la cadena de valor. La evaluación realizada por B Lab analizó cinco áreas de impacto: gobernanza, trabajadores, clientes, comunidad y medio ambiente.
Desde 2020, con la definición de su matriz de materialidad, la compañía inició una transformación que sirvió como base para esta certificación. El proceso en las operaciones de Uruguay y Argentina comenzó a fines de 2023 y se extendió por más de un año, incluyendo diagnóstico, planificación y preparación de materiales requeridos en el proceso.
A través del trabajo conjunto de sus equipos, la empresa alcanzó los exigentes estándares que hoy consolidan su compromiso con el desarrollo sostenible.
Tu opinión enriquece este artículo: