Nació en Argentina hace 31 años, pero por elección y experiencia de vida, Tomás Choroszczucha se siente y es uruguayo. Si bien antes de ponerse al frente de Estancia CH se dedicaba, en la vecina orilla, al negocio gastronómico, el emprendedor siempre tuvo en su adn una veta en la que se mezclan el arte y el reciclaje, talentos u oficios heredados de su padre.
“Estancia CH es, para nosotros, un proyecto de vida que nació en 2012 cuando mi padre adquiere el lugar, la tierra, y proyecta en ella, sueña, un lugar para disfrutar en familia y con amigos”, dijo Choroszczucha a InfoNegocios, agregando que “mi padre siempre tuvo un don en sus manos que, con cuatro chapas, te hacía un mural. La idea de construir cada cabaña a través del reciclaje la tomamos de él”.
La idea de Estancia CH, basada en el contacto real con la naturaleza, en tomar consciencia de nuestro consumo, en el cuidado de la tierra y en el manejo de los residuos, tiene que ver –dice Choroszczucha– con un modo genuino de su forma de hacer las cosas.
“No predicamos. Sí hacemos. Esa es nuestra diferencia y por eso, en 2019, fue que nos animamos a abrir las puertas al público con una propuesta más hotelera, pero siguiendo esta línea que fuimos aprendiendo e incorporando a nuestra vida: reciclar, reutilizar. Ahí surge Estancia CH realmente, como espacio para desarrollar eventos multiculturales y como espacio para ofrecer una experiencia de turismo responsable”, dijo el director de este sitio que, actualmente, tiene 7 hectáreas, 12 cabañas y una ocupación promedio, durante todo el año, del 50%, con precios promocionales que pueden ir desde US$ 100 a US$ 120 la noche.
“Cuando Estancia CH era un predio familiar teníamos seis cabañas. De hecho, la Cabaña Isla es la primera, la construyó mi papá allá por 2012 cuando todavía no existía este lugar como lo vemos ahora. Esto era solo campo, ideas y sueños”, sostuvo Choroszczucha, agregando que “Isla nació con las manos, pero también con el corazón y fue cambiando, con los años, creciendo como crecimos nosotros. Hoy es una de las cabañas más queridas, con espacio para cinco personas, cocina completa, dos baños y una galería con parrilla interior. Isla es la raíz de Estancia CH”.
Además de esta cabaña, el predio tiene otras 11 cabañas, llamadas Puente, Bosque, Arroyo, Laguna 1 y 2, y seis que se denominan Álamo.
“El proyecto es seguir creciendo y ampliando el predio y para el próximo año incorporar ocho cabañas más, crecer el espacio de la huerta, de piscina y además, hacer un campo de golf par 3, ya que es un deporte que me apasiona y me gustaría que se disfrutara en este entorno, sacándole esa idea que se tiene del golf que es elitista. Desde el comienzo hasta ahora llevamos invertidos menos de un millón de dólares y con las proyecciones puede que inyectemos unos 500.000 dólares más, pero como trabajamos con materiales 100% reciclados para todo, estos números no son más que eso”, dijo Choroszczucha.
Sin wifi ni televisión y libres de tecnología, las cabañas de Estancia CH invitan a quienes se acercan hasta allí a hacer una pausa con propósito. Incluso a nivel corporativo, no solo personal.
“Tenemos una propuesta diseñada especialmente para empresas y equipos, desde retiros de una o más noches hasta actividades de team building. De hecho, en este último año ya han participado siete compañías de esta propuesta, vinculadas todas en general con la industria tecnológica. Es que venir a Estancia CH es desconectarse de todo para conectarte con vos mismo y la naturaleza”, remarcó el emprendedor.
En suma, llegaron las vacaciones de julio y si no sos de los que se escapan hacia Argentina, Brasil, Europa u otro sitio, en un rincón de Punta Ballena podés ir y disfrutar de caminatas por los bosques, cosechar en la huerta orgánica, descubrir senderos por el monte, dar una vuelta en bici y visitar un micro-taller de inventos, especial para los niños.
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