Cuestan $ 25 y se están vendiendo “como donuts caliente”, a razón de 100 diarias. Se pueden consumir fritas o al horno, con crema, dulce de leche o sencillas. Se pueden personalizar para fiestas o eventos y ya están craneando las naranjas típicas de Halloween. Si bien no está definido aún el lugar, Ximena Torres, su conductora, asegura que “sin falta este año se viene la segunda, porque falta más dulce en Uruguay”. La brújula indica que el negocio se dirige hacia el este, y quizás se pueda generar una opción de franquicia.
Además de la tentadora “merienda para dos”, muy bien surtida por $ 400, en La Dulcería hay una opción muy planeada de “take away con espíritu eco friendly”. Un café regular puede costar entre $ 45 y $ 65 pero si llevás tu propio termo es más barato.
El café que se ofrece es de origen italiano y los tés también son importados. Los hay en sobre y en hojas, de los cuales hay uno que produce acá que es el chai (bebida a base de té con leche especiado que suele consumirse en la India). Ximena nos cuenta que el secreto para optimizar el sabor del té es el tiempo de infusión: “el negro, el rojo y el verde precisan distintos tiempos y es un error pensar que cuanto más tiempo se deja, más sabor tendrá”.
“En Uruguay hace falta más dulce” (Ximena Torres dixit, y por ello sueña en multiplicarse)
Motivada por la tendencia hacia la comida sana y por volver a los productos nobles sin industrialización, surgió La Dulcería, un lugar que se caracteriza porque “les gusta que ocurran cosas”. Y tan heterogéneas como su público son las variedades de productos que podés encontrar en la tienda y que van desde barras de cereales (de las cuales se venden 12 mil por mes), hasta los macarons que son aptos para celíacos o los bombones para diabéticos. Hace dos semanas llegaron los Cronuts (mezcla de croissant y donuts), inventadas por un francés en Nueva York y que están causando sensación localmente.
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