Aunque se erigió con el premio al Empresario del Año, Mauricio La Buonora, Director de La Buonora & Asociados, se define como un emprendedor serial, y se enorgullece de haber comenzado con poco o nada. En una charla mano a mano, nos contó parte de lo que ha sido su viaje emprendedor de las últimas décadas y las conclusiones que ha sacado.
“El emprendedor tiene que arriesgar todo el tiempo y es la única forma de crecer”, comienza diciendo. “Lo más difícil para cualquiera es el acceso al crédito, a las oportunidades, a los capitales ángeles o a quien pueda convencer de la que la idea que tiene funciona, para poder avanzar”.
En esa línea, al reflexionar sobre su propio camino, cuenta: “Personalmente, me la he arreglado como pude. Todo el capital que tenía lo invertía o arriesgaba continuamente y de esa manera pude crecer muy rápido. Por suerte, en algunos de esos riesgos me fue bien. Algunos los tomaba en ladrillos o tierra, donde sabía que el riesgo estaba cubierto. Me mudé seis veces los primeros tres años desde que me casé, vendía las casas todo el tiempo, las hipotecaba… necesitar créditos requiere de garantías”.
Hoy, con el diario del lunes y su premio al lado, reconoce que la clave estuvo en ir haciendo un camino con pequeños pasos. “Eso tiene tiene sentido, e ir armando un patrimonio que te permite acceder a créditos más grandes y poder aumentar también en proyectos y magnitud. El tamaño del proyecto es relativamente proporcional a lo que te podés endeudar, y ser emprendedor es sinónimo de deuda, si no sería empresario; eso lo tenía claro desde el principio. Arranqué con cero y me las he ingeniado para inventar el uno. Hoy no me cuesta tanto y es un proceso lindo”, cierra.
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