Jimena Pérez Marchetta (Alcaldesa de la Bicicleta de Salta, Argentina), Florencia Rodriguez Touron (Experta en movilidad urbana. CEO y Co-founder de Bondit app), Lucía Bellocchio (Fundadora y Directora de Trend Smart Cities), Mariana Salvador (Movilidad Activa en el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de la provincia de Santa Fe, Argentina), Daiana Suligoy (Desarrolladora de negocios en Smod), Micaela Favaro Leuci (Asesora Técnica en Movilidad Urbana para la Municipalidad de Córdoba, Argentina) y Romina Mazzieri (Asesora en Gobiernos) fueron quienes formaron parte de la mesa de diálogo que buscó asentar el debate de la inclusión en agenda y los abordajes de políticas públicas para el género femenino.
Partiendo de algunos datos alarmantes, tales como que el 80% de mujeres encuestadas por organizaciones sociales y feministas, de forma previa a la pandemia, respondió sentirse insegura en espacios públicos, las expertas confirmaron que estos números lamentablemente no sorprenden. Las ciudades no están diseñadas para las necesidades de las mujeres, en cambio, fueron planificadas tiempo atrás para la única actividad posible de la época: la laboral formal ligada al hombre como cabecilla del hogar.
Sin embargo, las costumbres y hábitos cambiaron, pero no así pareciera acompañarlo el urbanismo y la innovación. El género femenino, que anteriormente desempeñaba un rol hogareño y de movilidad reducida, hoy se traslada incluso aún más que el masculino.
Florencia Rodriguez Touron, explicó al respecto que “las mujeres tienen patrones de movilidad más poligonales que pendulares, es decir, llevan a cabo más traslados porque se dirigen a más lugares o realizan otras actividades. Y en la planificación del transporte público se debe tener en cuenta esta flexibilidad”.
Para Jimena Pérez Marchetta, la perspectiva de género todavía debe ser más amplia. “No es solo pensar las ciudades desde las vivencias de las mujeres, sino que también atender a las necesidades de las personas vulneradas como las infancias, que son los adultos del mañana”, agrega.
Entonces ¿desde dónde hay que partir para, al menos, empezar a tratar esta problemática?
Las panelistas coinciden en la participación ciudadana, escucha activa y mayor cantidad de mujeres en puestos políticos jerárquicos. Romina Mazzieri detalla “tanto mujeres como hombres viven y experimentan en la ciudad. Entender cuáles son las maneras de vivir que tienen ambos grupos para adaptarlo a la planificación urbana resulta primordial. La perspectiva de género debe entenderse desde la experiencia”.
Lucia Bellocchio pide también más mujeres en tecnología. Hoy las ciudades evolucionan gracias a la tecnología, pero si no hay mujeres detrás, no se eliminan ciertos estereotipos que se reproducen constantemente. Además, recalca que las ciudades que son lideradas por mujeres, indefectiblemente ponen el foco en la perspectiva de género. Y un dato no menor, a tener en cuenta según la especialista, es el de reconocer a todas las heroínas que tuvo nuestra historia en las calles.
En Montevideo, por ejemplo, menos de 150 calles de un total de 5.700 llevan nombres de mujeres. Es decir, del total de calles que llevan nombres de personas, sólo un 7% corresponden a mujeres.
Otro desafío para los próximos años según Florencia Rodriguez Touron, es el de construir comunidades en el terreno urbano. Las ciudades grandes están asociadas al anonimato, lo que pone en jaque el sentido de comunidad y arrastra mayor inseguridad. Con un transporte público eficiente, se puede empezar a hablar de una comunidad que se anime a andar por las calles a toda hora sin temor a que su seguridad sea vulnerada.
Entonces ¿a dónde nos lleva todo esto?
A romper con el idioma masculino que hablan las calles, a poner más mujeres detrás de la política y la movilidad, a generar una construcción colectiva y a - último pero muy importante - que todas estas intenciones se plasmen realmente en presupuestos, en actividades y acciones.
¿Y Montevideo? ¿En dónde está parado? Con Carolina Cosse como Intendenta y el proyecto Mujeres con Calle, donde se busca reconocer los aportes de las mujeres en la historia de la humanidad a través de la nomenclatura del trazado urbano, suma algunos puntos a favor en comparación del resto de Sudamérica, pero seguro que aún queda un largo camino por delante.
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