... en las calles que rodean la plaza, a “brasa limpia”, por decenas de chefs experimentados y aprendices de “brujos” que conjuraron una tarde notable. De fondo, la música “circense” de los Mushi Mushi Orquesta, mimoseaba el sentido del oído.
En las estaciones de vinos, vimos etiquetas de las locatarias Garzón, Alto de la Ballena, y Sierra Oriental (una novedad de José Ignacio), pero no faltaron las chilenas, argentinas y francesas, que pusieron “toda su cosecha” para acompañar la jornada que se complementó con quesos y helados de Talar (otro vecino de la zona), panes artesanales de Diego Martínez; y helados Häagen-Dazs. En lugar de vinos (o además de…) hubo quienes prefirieron pasar por los puestos de hidratación de Salus o por la carpa de Stella Artois.
Según nos cuenta Gabriel Bialystocky, fundador y director del festival, en las dos jornadas se trabajó a pleno, con entradas agotadas. En total pasaron por los distintos eventos unas 1.500 personas), lo cual los dejó “muy satisfechos” valga la redundancia luego de tan opípara iniciativa, que tendrá su primera edición veraniega del 18 al 25 de enero 2014. Gabriel agradeció especialmente a los “presentadores”, sponsors principales del festival: Ministerio de Turismo y Deporte, bodega Garzón y aceites de oliva Colinas de Garzón, y American Airlines; a la Intendencia de Maldonado y a la Alcaldía de Garzón.
Todo el mundo comulgó en paz y nadie se acordó de la polémica sobre los proyectos de inversión que tensan a los habitantes del pueblo. Y, como escuchando a Serrat, “...con la resaca a cuestas, vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza, y el señor cura a sus misas…”.
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Gracias por el fuego. Por una tarde, Garzón se olvidó “que cada uno es cada cual”
El domingo nos dimos una vuelta por la plaza del pueblo Garzón (Maldonado), donde se desarrollaba la segunda jornada de la cuarta edición del Punta del Este Food & Wine Festival, enfocada en los “fuegos” de Francis Malmann. La inestabilidad del cielo no impidió que en la tierra, y particularmente en el pueblo se “quintuplicara” la población habitual, con un mix de acentos en el que, además del “porteño” y “uruguayo” no faltaron el portugués, el inglés, y algún otro latinoamericano.
Los fuegos atrajeron a más de 700 personas (“sold out”) que hicieron cola sin chistar para llegar a las estaciones donde se servían las carnes (18 corderos al “pincho, 30 salmones, 250 kilos de ojo de bife, 50 pollos “al hilo” y unos 120 kilos de carne de cerdo) y verduras (cientos de kilos de papa, calabacín, zanahoria, lechuga) que se cocinaban… (seguí deleitándote y mirá las fotos, hacé clic en el título)
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