Si el trabajo decidimos hacerlo por nuestra cuenta, además de perdernos unas horitas de playa, podremos ahorrar algún peso, ya que una cortadora de césped, dependiendo de si es eléctrica o a nafta, oscila entre $ 3.000 y $ 8.000. A ello hay que sumarle el combustible, la electricidad y la tanza en caso de la bordeadora.
Si en vez de un jardín tenemos un parque que mantener, los precios son bastante más elevados y requieren del trabajo de profesionales, previo presupuesto.
En países como Estados Unidos, donde los “nacionales” tratan de evitar hacer esa tarea, el negocio de los cortadores de césped mueve unos US$ 60 mil millones anuales. Un jardinero que logra un promedio de 30 clientes regulares recibe entre US$ 20 mil y US$ 50 mil anuales de ingresos.
El oficio del verano: "peluqueros de jardín" cobran entre US$ 10 y US$ 15 la hora
Con el incremento de viviendas en la zona costera, muchos parroquianos se las rebuscan con los oficios de temporada (que muchos intentan extender a todo el año). Un buen corte de pasto y acopio de hojas, que se hace en un par de horas, puede llegar a costar $ 600 (unos, para un terreno promedio. Muchos empiezan con una bordeadora que cuesta alrededor de $ 2.000 y van reinvirtiendo en equipamiento más sofisticados (hay unos tractorcitos muy coquetos por US$ 2.500). Y de la moto con el tráiler pasan a la camionetita. Supongamos que en temporada la “peluquería” se realice dos veces por mes, por lo que deberíamos disponer de $ 1.200 mensuales, a lo que se suman los cortes del resto del año que suponemos en 6. Al cabo del año, habremos dispuesto de unos $ 7.200.
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