“Comenzamos a desarrollar el auto-gyro en Uruguay hace cuatro años, pero recién hace dos años que empezamos a volar. El proceso fue largo: compramos las primeras naves de demostración, nos tuvimos que adaptar a las normativas uruguayas, tuvimos que obtener licencias y recién ahí pudimos comenzar a comercializar las aeronaves”, explicó Guillermo Ahlig, director de Volantis, a InfoNegocios.
El auto-gyro se caracteriza por ser versátil, simple de pilotar, seguro, tiene un bajo costo de combustible y es bastante más barato que un helicóptero. “En un 90% se vuela como un helicóptero, con la diferencia de que no despega verticalmente y no puede levantar vuelo desde la azotea de un edificio, por ejemplo. Pero es de despegue corto y sencillo”, explicó Ahlig. Tiene una capacidad para dos personas. Puede volar muy lento o alcanzar una velocidad de hasta 195 km/h. Estos vehículos tienen una autonomía cercana a los 700 km.
“Es una nave que se suele usar para uso civil-privado. Muchos empresarios lo compran para trasladarse de la ciudad al campo, es un producto ideal para estancieros. También hay quienes lo usan como vehículo deportivo. Es cómodo y tiene un gran diseño. Es como una moto de aire”, dijo el director de la empresa.
Además de vender los vehículos, Volantis tiene una escuela de vuelo en donde enseña a pilotar estas naves. Con 40 horas de vuelo y el estudio de material teórico y de legislación, el cliente puede obtener los permisos necesarios para volar un auto-gyro. La mayoría de las personas que se acercan a Volantis no tienen conocimientos previos de aviación.
El cliente puede personalizar su aeronave según sus preferencias. Puede ponerle calefacción o asientos de cuero -para hacerlo más de alta gama- si lo prefiere. También se pueden ajustar para que sea posible aterrizarlos en el agua o, por ejemplo, para fumigar un campo.
Se puede comprar un auto-gyro desde € 65.000 y el más costoso vale € 140.000. Quien desee familiarizarse con estos vehículos puede solicitar un vuelo de prueba que cuesta entre US$ 100 y US$ 120, y se coordina para realizarlo en Melilla o en Punta del Este.
“A mi entender el país está en una profunda crisis y no es fácil vender estos productos porque son ítems útiles pero superfluos. El mercado está un poco frío, pero estamos vendiendo dentro de los números que teníamos previstos”, explicó Guillermo Ahlig.
Tu opinión enriquece este artículo: