Lo primero que debemos decir es que uno de los principales riesgos está relacionado con la variación del precio. Si bien es verdad que en los últimos 13 años el precio de la soja ha ido en avance como tendencia principal, no debemos desconocer que en el transcurso de dicho avance, la oleaginosa ha sufrido caídas intermedias importantes, como por ejemplo en el año 2004 y en el año 2008, con pérdidas que alcanzaron el 50% y 60% respectivamente.
Esta importante volatilidad o amplia variación en el precio, incluso en períodos cortos de tiempo, de algún modo ponen en tela de juicio la consideración que se le pueda dar a este commodity como un bien de refugio o de ahorro. Este punto, es decir la importante volatilidad que toma el precio del activo en ciertos períodos, es lo que lo diferencia al ahorro en metales preciosos como el oro. Si bien es verdad que el precio del metal también sufre importantes altibajos, ello no ocurre en períodos tan cortos de tiempo y por lo tanto, la decisión de cobertura o de venta no necesariamente tenga que ser tan repentina o emocional.
Sin ir más lejos, el precio de la soja desde septiembre del pasado año a la fecha ha perdido unos US$ 150 por tonelada, es decir, cerca de un 25% en tan sólo siete meses. Es verdad que esta caída del precio del activo se ha visto menguada por la devaluación del tipo de cambio paralelo, es decir, considerando que el tipo de cambio paralelo creció en un 40% en pesos durante este período, podemos decir que en términos de pesos la caída del precio del activo pasa a ser menor, sin embargo no por ello deja de ser importante y de ninguna forma puede considerarse que haya sido “un buen negocio” el haber ahorrado en soja durante este período.
En este sentido, es bueno tener claro que al momento de pensar en la soja como una vía de refugio o ahorro, debo plantearme primero: ¿de qué me estoy refugiando? ¿por qué motivo ahorro en este activo y no en otro? ¿es realmente ahorro ó es activo de cambio?
Si la finalidad es conservar la soja como refugio a la devaluación del peso y a la inflación, entonces debería tener en cuenta de qué forma me refugio ante la volatilidad y la fuerte variación de precios del activo, ya que de lo contrario pongo en riesgo el éxito de mi decisión; tal cual está pasando actualmente
Si la finalidad es de ahorro, entonces no sólo tendré que evaluar el riesgo precio, sino también tener en cuenta los costos involucrados de ahorrar en esta activo.
Ahora, si por el contrario, soy un productor y la soja es simplemente el activo de cambio para hacer frente a mis costos, entonces la decisión de conservarlo no resulta alocada, aunque aún así habría que pensar en coberturas por las repentinas variaciones de precios que sufre el mismo.
¿Qué hago con la soja? ¿Compro, vendo o qué? Reflexionemos...
(Por Rubén J. Ullúa – Asesor y analista de mercados financieros) La oleaginosa estrella para nuestro país ha tenido varias faces en los últimos 10 años. Inicialmente convirtiéndose en un buen negocio para el sector del campo por varios factores técnicos y comerciales, más tarde pasó a ser un bien de cambio, principalmente cuando Argentina devaluó (recordarán los famosos plan canje), posteriormente el negocio ya no fue exclusivamente del sector agrícola sino que también pasó a ser un negocio para el Estado (por medio de la recaudación), y en la actualidad, la soja se ha convertido además en una alternativa de refugio y ahorro.
Sin embargo, ¿cuáles son los riesgos actualmente de colocar al commodity en esta faceta de “refugio y ahorro”? (El análisis... haciendo clic en el título).
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