Además de orientación vocacional, las entidades –públicas y privadas- también trabajan con lo que sería la reorientación vocacional, es decir con jóvenes que comenzaron una carrera pero tienen dudas sobre si continuar o abandonar, un fenómeno que ha cobrado mayor impulso en los últimos años.
Enseñar a buscar el camino es buen negocio: abrió la temporada alta de la orientación vocacional
Algunos "siempre" supieron lo que querían ser. Otros, descubrieron su vocación de casualidad. Y algunos -como dice el maestro Shifu en Kung Fu Panda- encontraron su destino en el camino que tomaron para evitarlo.
Para los jóvenes de 17 a 25 años que están desorientados sobre qué hacer de sus vidas hay una buena noticia: la "orientación vocacional" se profesionalizó.
Así como hace tiempo que existen academias que preparan a los chicos para sortear los exámenes de ingreso a la universidad (a las que, por cierto, les va bastante bien), también existen institutos privados que los “acompañan” en la búsqueda de su proyecto vocacional.
En general, existen dos modalidades: presencial (individual o grupal), que puede costar entre los $ 700 y $ 900 (entre 6 o 7 sesiones de una hora u hora y media), y on line, cuyo costo varía entre los $ 300 y $ 400.
“El auge de los cursos de orientación vocacional tiene que ver con la mayor oferta educativa, que le ha dado a los chicos mayores opciones y ha desmitificado la idea de que sólo se puede ser profesional terminando alguna de las carreras tradicionales”, explica Marcelo Geremía, de Proyectarme.
Tu opinión enriquece este artículo: