Porque usás la corbata carmín
y allá en el Chantecler
la vas de bailarín,
y te mandás la biaba de gomina,
te creés que sos un rana
y sos un pobre gil.
… la milonga de 1928 sigue. La letra pertenece a Roberto Fontaina y Víctor Soliño (la música deRamón Collazo) y en youtube podés ver (y oír) una fantástica versión en blanco y negro interpretada por Hugo del Carril, una “joyita”.
Mi tío Chiche, (1922-1985) era un bacán.
Luís Alberto se llamaba, hermano mayor de mi vieja y único responsable de la continuidad del apellido paterno. Alumno ejemplar (su nombre aún se lee en los cuadros de honor del colegio La Salle), prestigioso profesional (se recibió de abogado con uno de los promedios más altos) y también trascendió como directivo deportivo ocupando presidencias en la Asociaciones Cordobesas de Futbol y de Box.
El Chiche gozó de todos los beneficios del hijo pródigo que caracterizaba a las familias pudientes de la época. Nunca cenó en otro lugar que no fuera un restaurante, jamás se acostó antes de las tres de la madrugada y pitaba como murciélago dos atados al día que le costaron un cáncer de pulmón… y vestía como nadie: todas sus prendas hechas a mano, el sastre (Aronovich, si mal no recuerdo) lo conocía de memoria y hasta los sobretodos que usaba eran a medida.
En su época de universitario los abuelos le alquilaron una casa en barrio Alta Córdoba, tenia más de treinta camisas blancas con sus respectivos cuellos (nunca usaba menos de dos por jornada) y como era muy celoso del lavado, planchado y almidonado de las mismas las embalaba y mandaba a su tintorería de confianza… todo bien, ¡salvo que esta se encontraba a más de 60 kilómetros de distancia!, era la de su pueblo natal.
La historia de la camisa es particular. Originariamente se la consideraba una prenda de ropa interior usándola por debajo de otras y luciendo solo el cuello, es por ello que “quedarte en mangas de camisa” está mal visto entre los caballeros… es como andar en calzoncillos. En la fotogalería de hoy refiero sobre ella y doy detalles a tener en cuenta a la hora de adquirirlas, espero que te sirvan y así disminuyas la posibilidad de “clavarte” con alguna o al menos sepas lo que estás llevando.
Saludos y ¡nos leemos en la próxima!
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