En un mundo donde las aplicaciones y páginas web forman parte de nuestra rutina diaria, garantizar que funcionen sin errores se ha convertido en un desafío estratégico para las empresas. Tradicionalmente, esta tarea recaía en el área de QA (Quality Assurance o aseguramiento de la calidad), encargada de recorrer cada botón y cada formulario para detectar posibles fallos antes de que lleguen al usuario. Sin embargo, la velocidad con la que se lanzan nuevas versiones y la complejidad creciente de la tecnología han obligado a reinventar por completo esta disciplina.
Del tester clásico al tester híbrido
Hasta hace pocos años, las pruebas de calidad se dividían en dos categorías:
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Manual: un profesional (el tester) ingresaba datos, hacía clics y comprobaba cada escenario “a mano”.
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Automatizado: pequeños programas ejecutaban cientos de pruebas en segundos, pero solo aquellas específicamente programadas.
Hoy surge un perfil intermedio: el tester híbrido. Este especialista combina el “ojo humano” —esencial para encontrar errores impredecibles— con la potencia de los scripts automáticos y el apoyo de herramientas de inteligencia artificial (IA) que generan y mantienen pruebas de forma inteligente.
“Gracias a la IA podemos enfocarnos en situaciones complejas, mientras la máquina repite miles de pruebas básicas sin descanso”, explica Laura Fernández, líder de QA en una fintech regional.
¿Por qué es tan valioso este perfil?
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Cobertura y rapidez: el 45 % de los equipos de alta madurez ya implementa regresiones completas de forma automática, y el 37 % automatiza las pruebas de sus interfaces de programación (APIs).
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Mantenimiento inteligente: las empresas que adoptan testers híbridos son 1,3× más propensas a optimizar sus pruebas con IA y 1,8× más a usar “self-healing” (herramientas que corrigen automáticamente scripts rotos.
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Adaptación continua: la IA detecta cambios en la aplicación y ajusta los tests, reduciendo el esfuerzo manual de actualización.
El papel de la IA en QA
Lejos de ser una promesa, la IA es hoy un pilar: el 82 % de los profesionales encuestados considera su adopción crítica para el futuro del testing, pues permite diseñar mejores pruebas y priorizar los defectos que más impactan al usuario
La felicidad como factor de innovación
Un hallazgo sorprendente fue el llamado “happiness quotient”: los equipos más satisfechos tienen 1,4 veces más probabilidad de haber adoptado soluciones avanzadas de automatización. La buena comunicación y el reconocimiento en el trabajo se traducen en mayor voluntad de probar nuevas herramientas y procesos.
Beneficios al negocio
Las empresas que han reforzado su QA con testers híbridos e IA reportan:
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32 % más satisfacción de clientes.
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24 % menor costo operativo.
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11 % de aceleración en el tiempo de lanzamiento al mercado.
Estos indicadores muestran que QA deja de ser un “gasto” para convertirse en un motor de competitividad, capaz de asegurar calidad y agilidad al mismo tiempo.
En 2025, la conjunción de talento humano, automatización y IA ha dado lugar al tester híbrido como pieza clave para garantizar que el software no solo funcione, sino que lo haga con la rapidez y precisión que exige el mercado actual.
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