Desde el inicio del endurecimiento comercial, los aranceles en EE.UU. escalaron a niveles no vistos desde comienzos del siglo XX, generando un “shock muy significativo de incertidumbre”, según Balanz. Esta situación pone a la Reserva Federal en una encrucijada: los aranceles presionan al alza la inflación, pero al mismo tiempo erosionan las expectativas de crecimiento y aumentan el desempleo anticipado. En este contexto, la entidad proyecta que la Fed recorte menos las tasas de interés de lo que el mercado venía estimando.
En abril, los pronósticos de recesión a 12 meses en Estados Unidos se duplicaron, pasando del 20% al 40%, aunque el margen de error sigue siendo elevado por el carácter “discrecional” con el que se han manejado los anuncios arancelarios.
La suspensión de aranceles recíprocos entre EE.UU. y China anunciada el 9 de abril trajo alivio a los mercados, reflejado en la recuperación de precios de los activos. Sin embargo, el informe advierte que ni el dólar ni los bonos del Tesoro se comportaron como refugios tradicionales, lo que sugiere una falta de confianza estructural en la economía estadounidense.
Estrategias de inversión en un escenario volátil
Balanz identifica oportunidades en la renta variable estadounidense a través de acciones de empresas con altos dividendos y compañías de mediana capitalización. Además, recomienda diversificar con acciones de mercados desarrollados.
En renta fija, sugiere priorizar estrategias de corta duración y de alta calidad crediticia, ajustadas al perfil de cada inversor.
Uruguay: resiliencia exportadora y desafíos fiscales
Para Uruguay, la guerra comercial representa un shock negativo por su impacto en los socios comerciales del país. No obstante, la resiliencia de los precios de exportación uruguayos frente a la caída de los precios de la energía y los metales industriales ha mejorado su posición relativa entre los mercados emergentes.
El informe de Balanz también señala que la desaceleración del crecimiento global añade presión a la programación fiscal del gobierno uruguayo, que busca reducir el déficit impulsando la economía. Un menor crecimiento implicaría menores ingresos fiscales y podría complicar ese objetivo.
Pese a que se espera un impulso inflacionario global, el escenario para Uruguay podría ser distinto: la caída en los precios de materias primas, el mayor flujo de manufacturas desde terceros países y un dólar más débil podrían generar condiciones desinflacionarias a nivel local. Por eso, Balanz mantiene una postura neutral sobre la deuda en dólares uruguaya y prefiere instrumentos en moneda nacional a tasa fija frente a los indexados por inflación (UI).
Argentina: señales de estabilización y expectativas de recuperación
Argentina, por su parte, atraviesa un proceso de reordenamiento económico. El nuevo esquema cambiario más flexible busca facilitar la acumulación de reservas y hacer más sostenible la desinflación.
Para 2025, Balanz proyecta un crecimiento del 5,5% anual y una reducción de la inflación al 30%, desde niveles cercanos al 120% en 2024. La política fiscal seguirá siendo contractiva, con un superávit primario proyectado de 1,4% del PBI. Si el Banco Central argentino continúa acumulando reservas y el programa económico recibe apoyo político en las próximas elecciones, el país podría recuperar el acceso a los mercados internacionales a principios de 2026.
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