Los uruguayos dejaron las casas rodantes de lado y cambian sus gustos respecto a los motorhomes

(Por Santiago Perroni) El Ranchomóvil Club del Uruguay, que reúne a los amantes de motorhomes y casas rodantes, tiene 160 asociados y 33 años de existencia. En sus inicios la mayoría de los integrantes del club tenían casas rodantes, aunque a partir del 1998 varios optaron por venderlas y comprar motorhomes. Hoy sumando los vehículos de todos los asociados del Ranchomóvil Club del Uruguay, hay cerca de 70 motorhomes y solo 5 personas le siguen siendo fieles a sus casas rodantes.

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“Fue variando, la gente se cansó de ir tirando con las casas rodantes. Mismo ahora los integrantes del club están vendiendo sus motorhomes y están comprando vehículos similares pero más pequeños. La tendencia va hacia ese lado”, explicó Jorge Melach, vicepresidente del Ranchomóvil Club del Uruguay, a InfoNegocios.

La diferencia entre el costo de un producto y otro es significativa. Una casa rodante de buena calidad ronda los US$ 15.000, mientras que un motorhome vale US$ 40.000. Casi no se comercializan vehículos de este tipo en automotoras y sus dueños eligen no venderlos por esa vía porque consideran que allí no tienen la experiencia necesaria para tratar con estos productos. Los amantes de los motorhomes los compran por Mercado Libre, aunque también es importante el boca a boca. “Llaman mucho al club preguntando si sabemos de alguien que venda y nosotros los ponemos en contacto con vendedores. También hay 4 o 5 lugares en donde te convierten camiones y camionetas en motorhomes. Hay gente que los compra 0 km y prefiere hacerlos a su gusto”, dijo Melach.

La principal ventaja que ofrece una casa rodante es el confort interior, ya que suelen ser más amplias. Además, si uno se instala en un camping deja la casa reservando la parcela. Teniendo un motorhome como vehículo, al entrar y salir del camping el espacio queda deshabitado. Pero tiene una desventaja que según Melach es decisiva: tener que bajarse del vehículo para subirse a la casa puede ser abrumador en días de lluvia y además se necesita tener un vehículo con la potencia necesaria para remolcar la casa rodante.


Los asientos que se giran de los motorhomes le ofrecen al usuario el confort de pasar del volante a la cama en segundos y, pese a que son más angostos, tienen comodidades similares. Ni la casa rodante ni el motorhome implican grandes gastos de mantenimiento, salvo el cambio de las ruedas cada tanto y verificar con frecuencia el estado de los rulemanes y chequear el agua y el aceite, como en cualquier auto.

En Uruguay no existen datos oficiales de cuántos vehículos de este tipo hay en el país, pero Melach ve todos los días motorhomes en la calle que no pertenecen al club y todas las semanas reciben nuevos socios.

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