Cualquier persona que haya pasado por la Ciudad Vieja de Montevideo se ha topado con el histórico Dique Mauá: un espacio icónico, con una torre y un reloj, que comenzó su construcción a fines del siglo XIX y supo ser la sede de la antigua Compañía del Gas.
Pero tanto vecinos como visitantes también han constatado que el lugar, que ocupa un extensísimo predio con vistas a la Rambla, lleva muchos años en estado de abandono. Ante estos reclamos, y luego de varios rumores sobre proyectos privados, hoy la Intendencia de Montevideo avanza en su reapertura parcial.
El plan es que para diciembre de 2025 esa zona luzca renovada, con una estrategia que combina bajo costo, impacto urbano inmediato y una lógica de gestión pública pragmática. Así lo manifestó Marcelo Roux, director de Espacios Públicos y Edificaciones de la Intendencia de Montevideo, en diálogo con InfoNegocios, donde detalló las claves económicas y operativas de la intervención.
Una reapertura eficiente y de bajo costo
Roux explicó que la prioridad fue habilitar el espacio con una inversión mínima —debido a las restricciones presupuestales de la comuna—, pero suficiente para garantizar circulación, seguridad y disfrute en un lugar simbólico para la ciudad. “La inversión por metro cuadrado en este proyecto es eficiente y absolutamente despreciable para un predio de 20 hectáreas, que, de ese total, reabrirá 19.000 m²”, subrayó.
El plan incluye limpieza, retirada de residuos, poda, consolidación de estructuras existentes, vallado, rampa de acceso, iluminación y señalización, en un predio que pertenece al Ministerio de Industria (salvo el dique, que es del Ministerio de Defensa), pero que ahora se ejecuta su obra a través de la IM. La cartera dirigida por Cardona hará su aporte en materia de seguridad, ya que el lugar contará con vigilancia las 24 horas, si bien no estará abierto todo el día.
“La visión compartida entre la ministra [Fernanda Cardona] y el intendente [Mario Bergara] era abrir un sector de la excompañía del gas para transformarlo en un espacio público. Por eso, al comienzo de la gestión se mantuvieron varias reuniones que culminaron en este proyecto”, detalló Roux.
Otra de las búsquedas fue que nada implique una obra permanente ni infraestructura costosa. Con esto en mente, el jerarca no descartó que a futuro se pueda instalar allí una iniciativa privada, aunque admitió que no está entre los planes ni de la IM ni del ministerio. “Todo lo que estamos haciendo puede retirarse perfectamente: si hay que sacar la rampa, se saca; si hay que sacar los vallados, se sacan. No hay nada que genere afectación definitiva”, sostuvo.
El criterio económico —priorizar operatividad sobre obra— responde a la intención de una apertura rápida, pero también a la propia naturaleza patrimonial del predio y a las restricciones regulatorias.
“La Comisión de Patrimonio fue clara en que intervenir aquí requiere mucho cuidado. Entonces no tiene sentido invertir millones en algo que quizá después haya que modificar. Preferimos abrir el espacio con lo necesario”, afirmó Roux.
Tres áreas con potencial económico-urbano inmediato
El área que se habilita corresponde a la zona de las antiguas carboneras, con un uso previsto que apunta a movilidad ciudadana, recreación y actividades culturales. Así, habrá un área central, que consistirá en un espacio amplio para usos múltiples: eventos livianos, actividades culturales, ferias, recreación y esparcimiento.
También se instalará un corredor patrimonial-industrial como una zona de recorrido, que incorporará dispositivos de interpretación histórica (como una fotogalería proyectada junto con el Centro de Fotografía).
“Queremos que la gente pueda caminar y entender qué fue este predio en términos industriales, sin obras costosas ni invasivas”, contó Roux.
Por último, habrá un sector natural costero, un espacio verde, pensado para descanso y contemplación. “La gente no tiene idea de que existe este paisaje acá adentro. Abrirlo tiene un valor urbano enorme sin necesidad de grandes inversiones”, afirmó.
Un proyecto concebido para generar valor público
Pese a que admitió que en el pasado hubo propuestas de privados para realizar obras en el lugar, como la de Buquebus, Roux remarcó que el objetivo no es —al menos en esta etapa— activar un polo económico convencional, sino recuperar un activo urbano que estaba inutilizado desde hace décadas.
“La visión a corto y mediano plazo es abrir al público un espacio que ha estado mucho tiempo cerrado y que vecinos organizados, como la Asamblea Permanente por la Rambla Sur, han reclamado su apertura. Entonces, en esta etapa se va a abrir al público, el futuro del predio no lo sabemos”, indicó Roux.
En términos económicos, la IM interpreta que la recuperación del predio generará externalidades positivas en el entorno sin comprometer grandes recursos municipales. “Con muy poco dinero ponemos en valor un lugar que la ciudad viene reclamando hace años”, afirmó Roux.
Flexibilidad y futuro: un activo en construcción
El diseño del proyecto contempla que cualquier gobierno o actor futuro pueda ampliar, transformar o especializar los usos del predio sin verse condicionado por obras costosas ya realizadas.
“El concepto acá es habilitar lo existente y dejar libertad para lo que venga. No estamos hipotecando ningún modelo futuro”, señaló.
Además, Roux destacó que la apertura permitirá obtener datos clave de comportamiento ciudadano para el desarrollo de fases posteriores. “Recién cuando la gente vuelva a entrar vamos a saber qué zonas usan más, qué necesitan y dónde tendría sentido invertir”, explicó.