Cuidar la tradición pero poniéndose al día (talabartería El Bagual sale a lucirse en la Criolla)

Transcurre una nueva Semana Santa y como ya todos saben, en Uruguay esta celebración religiosa da lugar a otras festividades, por eso se la conoce también como Semana Criolla, dado que en Montevideo se vive el mayor encuentro del campo en la ciudad, con jineteadas y peñas folclóricas que inundan el aire de tradición. En este marco, empresas como El Bagual tienen la oportunidad de crecer en ventas dado el numeroso público que llega desde el interior a la capital.

El año pasado, solo en la Rural del Prado, pasaron más de 250.000 personas durante la Semana Criolla. Si uno piensa en las numerosas fiestas criollas que se celebran más allá de la que organiza la Intendencia de Montevideo –que en 2024 llega a su 97ª edición–, el número de público crece notoriamente, marcando la fecha en el almanaque como de zafra para todas aquellas empresas que se dedican a vender productos de campo y aperos para caballos.

Sí, así como la Semana Santa es para los chocolateros una de las mayores zafaras del año por la comercialización de huevos de Pascua, para las talabarterías, como El Bagual, la Semana Criolla también es “santa”, porque si bien todos los productos que venden son de uso cotidiano, se aprovecha la fecha para hacerse de nuevas alpargatas, boinas, cuchillos, mates, materas y todo lo que se pueda para lucir mejor.

“Por el tipo de producto que nosotros trabajamos, y fundamentalmente por el tipo de calidad, tenemos ventas todo el año. Pero es verdad que en la Semana Criolla hay un incremento muy notorio, porque es más la gente que se acerca”, dijo Nicolás Silvera a InfoNegocios.

Según el encargado de El Bagual, una talabartería con cerca de 10 años en el mercado, “mucha gente a la que, en algún momento del año, se le hizo un envío a sus pagos en el interior, aprovecha que anda por Montevideo y viene al local y se lleva algún accesorio para complementar lo que ya había comprado o bien adquiere algo nuevo”.

A propósito de esto último, durante Semana Criolla, Silvera dijo que lo más vendido en El Bagual son, “en primer lugar los bastos, luego las botas y le siguen las boinas y sombreros muy parejos”. En cuanto a los bastos, Silvera remarcó que “hay varios modelos y marcas, lo mismo que precios, pero mucho depende del uso que se le vaya a dar a esa montura”, señalando que hay desde $ 4.100 a $ 8.000.

“Generalmente vendemos mucho un kit bastante completo –agregó Silvera–, que incluye el basto más una caronilla de tela, una jerga, estriberas de suela y estribos de hierro, una encimera, barriguera de hilo, corriones, cinchón de suela con barriguera de hilo y corriones”.

En lo que se refiere a botas la firma cuenta con diseños que oscilan entre $ 1.890 a $ 2.590, en cuchillos, desde $ 2.750 a $ 4.400. Pero más allá de los típicos productos de campo, El Bagual se destaca por tener y trabajar con una enorme variedad y cantidad de insumos para artesanos, sobre todo para guasqueros, un oficio tradicional que se mantiene vigente.

“Nuestro mayor desvelo es cuidar la tradición, pero modernizándonos, adaptándonos a los tiempos que corren. Si podemos ofrecer un apero más liviano, será así, pero manteniendo la tradición criolla”, remarcó Silvera.

Con pasta de campeón (hay lugar en el podio para el uruguayo Joaquín Cafaro)

En el último tiempo el automovilismo volvió a ganar protagonismo en el Río de la Plata. Por un lado, en la vecina orilla, todos hablan de Franco Colapinto y, por otro, en las pantallas de todos los hogares, de Argentina y Uruguay, la miniserie de Netflix que retrata la vida de Ayrton Senna es la N° 1 más vista. En medio de eso, un piloto uruguayo –de 19 años– que compite en Argentina, Joaquín Cafaro, fue reconocido como el mejor debutante de 2024. InfoNegocios dialogó con este conductor de carreras que pisa fuerte el acelerador.

Hacia una gastronomía más sostenible

(In Content) Alsea, operador líder de restaurantes en América Latina y Europa, avanza en su compromiso con la sostenibilidad a través de iniciativas ambientales y sociales que impactan positivamente a las comunidades y promueven un futuro más responsable para la gastronomía.