Brilla con estilo propio (Ayusto Neón es protagonista en la nueva ola de carteles publicitarios)

(Por Mathías Buela) La empresa familiar fue fundada en 1954 gracias al oficio aprendido de profesionales alemanes. Hoy es manejada por la tercera generación y han tenido que adaptarse a los cambios del mercado, sin perder el toque artesanal de sus trabajos.

Los carteles de neón forman parte de la historia de la publicidad, a tal punto que se siguen utilizando más de 100 años después de que apareció el primero, en la ciudad de París, en 1910. Como suele suceder, fue en Estados Unidos donde cobraron popularidad y en las décadas del 50 y 60 fue su momento de gloria alrededor del mundo, cuando se los podía encontrar brillando en cientos de ciudades, transformando las calles en explosiones de color. Justo ahí, en 1954, Aldebar Ayusto incursiona en la fabricación de tubos de neón en Montevideo con técnicas adquiridas de profesionales alemanes y funda Ayusto Neón.

Hoy la empresa con sede en la calle Millán está a cargo de tres integrantes de la familia Ayusto, y uno de ellos, Adrián Ayusto, Encargado de Producción, conversó con InfoNegocios. Con respecto a la naturaleza del trabajo contó: “Es un trabajo 100% artesanal. Los insumos son tubos huecos de vidrio que ya vienen preparados con colores en un varilla de 1.20 mts y acá, con sopletes, gas y una turbina de aire se genera la mezcla de la combustión, se calienta el vidrio y se va doblando a mano siguiendo un dibujo pegado a la mesa. Es muy artesanal”. Además, cuenta que como sucede con tantos oficios, en Uruguay, a diferencia de lo que sucede en países como Estados Unidos o Brasil, no hay un curso de vidriero, por lo que solo queda pasar el conocimiento de generación en generación.

Aún así, los carteles en neón tradicional de vidrio siguen vigentes y Adrián apunta que es algo cíclico que ha cambiado el paradigma: “En su momento era para hacer marquesinas, tenías un local con 10 metros de frente por cinco de lado y le ponías tubos de neón por todos lados porque era el medio de iluminación que resultaba bien en el momento. Hoy en día el neon de vidrio tradicional se usa más para rótulos, cosas más chicas y concretas, cosas de vidrieras”. Calcula que entre el 20% y el 40% de los trabajos anuales de Ayusto Neón son en vidrio. ¿Y el otro 60%? La respuesta está en un sucesor natural: el neón led.

Se trata de los ya típicos carteles compuestos por tiras de LED que se recubren con PVC para protegerlas de los elementos y con un aspecto similar a las clásicas señales luminosas que se hicieron populares en los 50. Adrián comenta que en cierto punto vieron la necesidad de diversificar el negocio hacia esa unidad para no quedar obsoletos en un mercado que avanza constantemente. Respecto a esto, dice: “La tendencia se ha mudado más para el led porque es más económico, hasta un 30% o 40% más económico. Por poner un ejemplo, un cartel que en Neón tradicional de vidrio cuesta US$ 500, en Neón LED cuesta US$ 300. Nosotros hace más de 15 años que somos importadores de material LED para cartelería en general, hoy en día somos uno de los grandes fabricantes de neón led en Uruguay y también somos proveedores de otros fabricantes locales”.

En lo que respecta a los trabajos de cartelería, Adrían comenta que varía mucho semana  a semana: “Hay semanas en las que nos encargan cuatro o cinco piezas, otras semanas nos encargan ocho y a la siguiente nos pueden encargar solo dos, pero en promedio son unos cuatro carteles por semana”. 

Entre los trabajos que más destaca en la historia de Ayusto Neón menciona algunos que incluso ya no están, como un trabajo hecho por su padre y su abuelo para el hotel Conrad, un cartel publicitario de Smirnoff que medía cinco metros y estaba colocado en el viejo local de W, un trabajo para Hard Rock Café y muchos otros. “Hasta hace un tiempo, si ibas por Montevideo y veías un neón a la calle era 90% probable que fuera nuestro”. 

Para cerrar le preguntamos cuánto tiene que pensar en invertir un comerciante que desee vestir su negocio con un cartel publicitario de Ayusto Neón. “Depende del diseño, el tamaño y los materiales, pero algo chico siempre puede andar entre US$ 190 y US$ 300. También se pueden gastar US$ 1.500 o mucho más en hacer carteles porque las posibilidades son muchísimas”.

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Hoy compartimos lo charlado con su equipo directivo, los valores que guían a la empresa, te mostramos algunas de las caras tras bambalinas y también algo de su historia reciente.

 

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