Las uvas tintas provienen del viñedo La Caballada, en el departamento de Salto, mientras que las uvas blancas son del viñedo La Puebla, en el departamento de Canelones, donde no solo se trabaja, sino que también allí vive la familia Stagnari, lo que le imprime a la cotidianidad de esta bodega un matiz muy particular, porque en la Bodega H. Stagnari el hecho de hacer vino se vive como algo natural, como suelen suceder las cosas cuando se trabaja como en familia.
“La principal característica de todo el equipo de la bodega, tanto quienes están en Salto como quienes trabajan en La Puebla, es sentir a la empresa como una familia, en la que si bien cada uno tiene un rol o tarea específica, todos hacemos de todo cuando eso toca”, dijo Virginia Moreira, directora de Vinos Finos H. Stagnari.
“Tanto es así que, nuestros cuatro hijos -remarcó Moreira-, se han criado y crecido en la bodega junto a colaboradores que nos acompañan desde hace 20 años”.
Renzo, de 28 años, es enólogo y es quien junto a su padre, Héctor Stagnari, lleva adelante todo lo que se refiere a la ciencia, la técnica y el arte de producir vino. Franco, de 26 años, tiene como responsabilidad todo lo relacionado a la exportación de los vinos -cabe remarcar que las etiquetas de H. Stagnari se comercializan en Estados Unidos, Canadá, Alemania, Bélgica, España, Francia, Suecia, China y Brasil, entre otros países. Lara, quien con sus 24 años de edad se dedica a toda la parte administrativa de la bodega. Y Luca, con 21 años, quien según Moreira “es un tractor que hace de todo y viene impulsando todo el proyecto de caballerizas”.
A propósito del presente de la bodega, Moreira sostuvo que “se vive de acuerdo a cómo ha sido su última vendimia, que en este caso fue muy buena, dándonos uvas de gran calidad en ambos viñedos, tanto en La Caballada como en La Puebla tuvimos una cosecha muy buena”.
En lo que tiene que ver con el futuro, la bodega del Tannat más premiado del mundo prevé inaugurar -antes de fin de año- un proyecto muy ambicioso que incluye haras, caballerizas y un hotel boutique, “así como también seguir desarrollando y potenciando la carta internacional y local de nuestro restaurante ubicado sobre las viñas y con una vista increíble al único laberinto hecho de viñas en Uruguay”.