La economía y la competitividad empresarial tienen una amenaza subestimada y costosa: el estrés laboral, el burnout de los empleados. Como bien dice el especialista en liderazgo, gestión del estrés e inteligencia emocional Luis Berdiñas, CEO de LBR Consulting Group, “el estrés laboral no es solo un problema de salud, sino un riesgo económico estratégico e ignorarlo implica pérdidas millonarias y erosiona la competitividad”.
Según la Harvard Business Review, el costo del estrés laboral para la economía global asciende actualmente a 500.000 millones de dólares anuales y, de acuerdo a American Institute of Stress, en materia de productividad, el estrés laboral cuesta más de 300.000 millones de dólares al año, sin contar que los empleados con burnout tienen 2,6 veces más probabilidades de buscar otro trabajo y un 63% más de ausentismo.
Costos directos e indirectos
En las empresas, el burnout genera cinco tipos de costos ocultos que, de no ser atendidos, provocarían un impacto considerable en la rentabilidad. Se trata de productividad y desempeño, ausentismo y rotación, costos de salud, innovación y clima organizacional e impacto en ejecutivos.
En el primer caso el estrés puede reducir la productividad hasta en un 30% y aumentar los errores, afectando la calidad y la rentabilidad. En el segundo punto, el 40% de la rotación laboral se atribuye al estrés, y reemplazar a un empleado puede costar entre el 120% y el 200% de su salario anual.
En tercer lugar, los costos de salud refieren a que el estrés incrementa los gastos médicos de la empresa, vinculándose directamente a enfermedades cardiovasculares, ansiedad y depresión. En cuanto al costo oculto del cuarto punto, el estrés crónico deteriora el compromiso y la creatividad, elevando el riesgo de conflictos internos.
Por último, el 52% de los altos directivos en Latinoamérica –así como también en el mundo– reportan sobrecarga y agotamiento, con síntomas de burnout ejecutivo, lo que compromete la toma de decisiones y la sostenibilidad del negocio.
Algunos otros datos que analiza el CEO de LBR Consulting Group, es que “6 de cada 10 empleados en economías avanzadas reportan niveles crecientes de estrés laboral, y el estrés afecta más a mujeres (36.1%) que a hombres (33.6%), especialmente en países de altos ingresos”.
¿Qué países lideran el ranking de estrés laboral? A nivel global el puesto N° 1 es para México con 75%, seguido de China con un 73% y Estados Unidos el 59%. En los países latinoamericanos, el burnout alcanza niveles récord en Argentina con el 94%, seguido de Chile con 91% y Ecuador con 83%.
En el caso del país vecino, según la encuesta Burnout 2024 de Búmeran –realizada sobre casi 6.000 empleados y especialistas en recursos humanos–, el fenómeno “cabeza quemada” está muy lejos de ser una percepción individual, consolidándose como una realidad organizacional reconocida por la mayoría de las empresas del país.
Tanto es así que según estimaciones y proyecciones del Harvard Business Review, el costo anual del estrés laboral en Argentina supera los 1,5 billones de pesos, considerando ausentismo, rotación, baja productividad y gastos médicos asociados.
¿Cómo mitigar el estrés?
Según Berdiñas, es creciente el número de empresas en Latinoamérica que han empezado a considerar en su estructura de costos indirectos los emergentes por el impacto en la rentabilidad, implementando programas de bienestar –mindfulness, pausas activas, flexibilidad, reconocimiento– y logrando reducir el ausentismo hasta un 28% y aumentando la productividad un 17%.
“Intervenciones efectivas enfocadas en programas específicos, enfocados en los niveles de liderazgo de la organización, pueden elevar la productividad general en un 42% y mejorar la retención de talento en un 21%”, sostiene el CEO de LBR Consulting Group.
En suma, las empresas que priorizan el bienestar y gestionan el estrés de forma proactiva no solo cuidan a su gente, sino que también aseguran su futuro y su rentabilidad.