La guerra entre Rusia y Ucrania sucede a más de 16.000 km de distancia, pero su impacto se siente -o comenzará a sentirse cada vez más- en nuestro suelo, ya que este conflicto cuyo alcance ni duración todavía se sabe cuál es, ya está generando inquietudes por ejemplo en los negocios del campo.
Según un informe de Blasina y Asociados -empresa especializada en comunicación, análisis de mercados, consultorías y desarrollo de proyectos en agronegocios-, Uruguay está comenzando a buscar nuevos proveedores de fertilizantes, ya que tanto Rusia como Ucrania, así como también Bielorrusia, son importantes productores y exportadores de agroquímicos.
De hecho, según la firma consultora, entre 2021 más los meses de enero y febrero de 2022 nuestro país importó de Rusia y Bielorrusia 180.000 toneladas de fertilizantes -cerca del 20% del total de las compras en el exterior- y otras 4.000 toneladas de Ucrania.
“El valor total de las importaciones de estos mercados fue de US$ 91 millones”, apunta Blasina y Asociados, agregando que, a su vez, “Rusia fue el principal proveedor de urea para Uruguay en volumen: 56.240 toneladas por casi US$ 25 millones, un valor inferior al que se pagó por la urea de Egipto, que fue de US$ 26 millones por 52.459 toneladas”.
A propósito de esta situación, días pasados el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, había dicho al salir de una reunión con el presidente Luis Lacalle Pou que “todo este conflicto va a generar una problemática de carácter mundial donde el Uruguay se verá afectado, especialmente en lo que es la formación de los precios”.
Por esto es que se realizará un “seguimiento de la situación”, controlándose inventarios, haciéndose gestiones internacionales para conseguir nuevos proveedores de fertilizantes y se acompañará la evolución de la suba de precios en los “límites máximos del mercado de futuro de los granos”.
“Eso va a ser trasladado lastimosamente a lo que son los precios -aseguró Mattos-, tanto de los panes, de las harinas, como de los aceites vegetales, además de la consecuencia indirecta de la producción de las carnes, principalmente aquellas de más producción intensiva, que va a afectar en general este tema a nivel mundial”.
Un dato interesante que no recoge el informe de Blasina y Asociados pero que vale la pena destacar son los acuerdos comerciales que Uruguay tiene con los países en conflicto. Más precisamente, con respecto a las exportaciones, los datos de la Dirección Nacional de Aduanas muestran que durante 2021 se comercializó con Rusia cerca de US$ 75 millones.
¿Qué se envió a Rusia? Principalmente manteca por US$ 27 millones, hígados por US$ 13,6 millones, quesos por US$ 16 millones, lenguas y otros cortes de la cabeza de bovinos congelados por US$ 13 millones y productos que derivan de la soja por US$ 5,3 millones. Productos, a la vista está, generados en el campo, por lo que dependen directa o indirectamente de los fertilizantes.
Con Ucrania, sin embargo, nuestro país no tiene vínculos comerciales tan importantes, siendo de hecho un país al que en 2022 se exportaron productos por menos de US$ 1 millón.
En suma, si bien lo más doloroso de la guerra se vive a miles de kilómetros de distancia, no podemos pensar que el efecto expansivo no llegará a nuestro país. Salvando las distancias, cuando mirábamos que el COVID-19 era un tema muy lejano a nosotros porque sucedía en China, tarde o temprano llegó a la puerta de nuestra casa.