Victoria Sibelles, Treinta segundos
Flotaba ella en la luz de la noche cerrada.
Yo estaba dormida desde hacía años,
me habló con sus ojos.
La quise abrazar, hacerla mía.
No me toques, dijo,
no todavía.
Le rocé la palma de la mano
y desapareció.
Fue el amor de mi vida.