Paseos (Casa Winchester)
(Especial revista El Galeón) Rara como pocas, la residencia que hizo construir la heredera de los Winchester en California ofrece un pasaje al misterio, la superstición y las rarezas arquitectónicas.
San José es una tranquila ciudad californiana cercana a San Francisco y al polo tecnológico Silicon Valley (Estados Unidos). Relativamente pequeña para los parámetros norteamericanos, como toda esta parte de Estados Unidos, parece nacida para la circulación de los autos, con elegantes barrios residenciales y modernos centros comerciales a orillas de las autopistas. Sin embargo, aquí se levanta una de las moradas más raras y peculiares de la costa oeste: la Casa Winchester, una joyita de 10 mil ventanas construida por orden de doña Sarah Winchester, viuda de un descendiente del creador de los famosos rifles a repetición que encabezaron la Conquista del Oeste.
De estilo victoriano, la casa por fuera no parece ocultar grandes misterios. La cosa está adentro y, tan exacerbada, que se recomienda no desviarse del itinerario guiado, so pena de no recobrar nunca ni el camino original ni la cordura. Es que Sarah, que quedó seriamente afectada por las muertes prematuras de su marido y su hija, dedicó los 38 años restantes de su vida a hacer y deshacer todo lo que en una casa es posible construir, destruir y reconstruir. Algo tuvo que ver en la cuestión una médium de Boston, que convenció a la desdichada viuda de que sus penas consistían en el pago por los muertos a balazos -de Winchester, claro- durante la Guerra de Secesión y la Conquista del Oeste.
La espiritista decía también tener el remedio para tantas penas: la construcción de una casa especial para los espíritus que la rondaban. Y allí se lanzó Sarah, con la fortuna de Winchester en las manos a poner remedio a sus temores sobrenaturales. El resultado es una casa de 160 habitaciones (pero que supo tener hasta 600) con dos mil puertas, 10 mil ventanas, 47 escaleras, 13 baños y seis cocinas. Sólo ella y su obsesión podían, incluso en sus últimos días, recitar sin dudar los objetos que decoraban cada habitación.
Misterioso número
Sarah Winchester se armó un lugar realmente especial. Hay abundantes escaleras: algunas en forma de Y con otras que llevan a la nada; otras de 13 escalones que conducen al baño número 13 que, a su vez, tiene 13 ventanas. Eso no es todo, ya que hay 13 cúpulas de cristal, 13 ganchos para colgar otros tantos vestidos en el cuarto de la viuda, rejillas de desagüe con 13 orificios y un testamento redactado en 13 párrafos. Curiosidades y supersticiones aparte, el resultado aparece como una obra maestra de lo bizarro. A medida que se avanza en la visita por los angostos pasillos se van descubriendo los rincones secretos desde donde Sarah Winchester espiaba a sus empleados, los cuidadosos trabajos de marquetería en el piso, los casi siniestros vitrales de las ventanas y las antigüedades que asoman por doquier en los rincones más sombríos. Para respirar un poco hay que completar la visita con un paseo por los jardines que rodean la casa y luego escapar nuevamente hacia el siglo 21 y los tranquilos suburbios de San José.
Más información: www.winchestermysteryhouse.com (en inglés).