El análisis económico, guiado por el líder de Producto y Estrategias de Inversión de Inversiones SURA en Uruguay, Matías Hofman, estuvo a cargo de Axel Christensen, director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock, una de las principales compañías de soluciones de inversiones, asesoramiento y gestión de riesgos a nivel mundial.
En su abordaje, el especialista chileno realizó un recorrido por países como Estados Unidos, Japón, China y la región de Latinoamérica, que tienen realidades muy dispares que obligan a los inversores a considerar distintos riesgos antes de tomar decisiones.
“La volatilidad del mercado está reflejando incertidumbre. Si a eso le agregamos toda la cantidad de eventos políticos que acontecen a diario, tenemos una mayor complejidad. Sin embargo, hay oportunidades”, mencionó.
Entre los aspectos destacados en cada zona, el experto se refirió a la contracción económica de Estados Unidos, especialmente en sectores como el inmobiliario. Según dijo, la visión de BlackRock es que la recesión en Estados Unidos sería relativamente moderada.
“En esta ocasión, el sistema bancario no cuenta con un factor adicional que la amplifica, como sí sucedió en 2008, pero vamos a ver el necesario ajuste económico. Los precios excedidos durante la pandemia ya están normalizados y lo que resta es la parte más dolorosa, que es conseguir bajar la inflación”, agregó.
Respecto a Japón, reconoció que se generó una “visión errada” de su situación porque si bien comenzó a tener una inflación como el resto de los países desarrollados, la primera reacción del gobierno fue de “bienvenida”, ya que durante décadas sufrieron el problema contrario, una deflación.
“Tenemos que decir que Japón todavía enfrenta desafíos importantes a largo plazo, comenzando por el demográfico. Es una región que viene disminuyendo en población y no tiene políticas migratorias muy activas. No lo perdemos de vista. Por eso debemos ser optimistas a corto plazo, pero cautelosos”, indicó.
En el mismo continente, China ha sido la imagen inversa de los países desarrollados, según Christensen, el gigante asiático “es un país que por el lado macroeconómico presenta ventajas porque no tiene el dilema de su Banco Central. Luego del levantamiento de las restricciones por la pandemia de COVID-19 se generaron grandes expectativas respecto al impulso económico, pero con el tiempo fue perdiendo fuerza y mientras los bancos centrales de Europa o Estados Unidos se mantienen sin poder salir a estimular la economía, el de China sí lo ha podido hacer, por lo que hay espacios para que el país vuelva a dar un impulso”, explicó.
El economista opinó que en China la economía todavía necesita tasas de crecimiento alto para seguir generando mayores oportunidades de ingresos laborales para su población. Sin embargo, hay elementos que han distraído para que esa buena dinámica macroeconómica se traduzca en buenos resultados de inversión financiera.
Así como advirtió que hay cautela en las economías desarrolladas, donde los efectos de tipos de interés altos y la lucha aún no concluida contra la inflación está afectando la actividad, el especialista observó que “la visión es la contraria” en Latinoamérica, donde el proceso de recuperación de China tiene incidencia positiva sobre otras economías emergentes, “en la medida en que esa recuperación conlleva a una mayor demanda de materias primas, alimentos y servicios, por ejemplo”.
“En la región nos ayuda que los países tienen una memoria más cercana con la inflación. Eso hizo que los bancos centrales fueran bastante más rápidos en reaccionar”, señaló.
Respecto a la renta fija emergente, en un escenario en el que los bancos centrales pueden empezar a bajar tasas y retomar el curso de crecimiento, Christensen aseguró que puede ser buena para los próximos meses debido a que las condiciones han hecho que “muchas economías resistan bastante bien o mejor. Los tipos de cambio han permanecido muy estables e incluso se han fortalecido”, señaló.
“América Latina tiene un protagonismo importante, a diferencia del mercado accionario emergente, en el que Asia es el que prevalece. En la deuda emergente, Latinoamérica tiene un rol más protagónico y precisamente en estas condiciones de estabilidad cambiaria y factores de intercambio más positivos, el precio de las materias primas ha sido favorable. Esto nos ha alentado a contemplar la clase de deuda emergente con buenos ojos, mirando a lo que resta del año de la misma manera, aunque un poco más cautelosos respecto a los tipos de cambio, pero tenemos un colchón bastante amplio”, concluyó.
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