La historia de Lucca Bossio tiene raíces que se hunden en el arte. Su abuelo exploró la crítica y la arquitectura, su padre desarrolló un estilo de dibujo abstracto-expresionista y él, a los 17 años, decidió continuar ese camino a su manera: primero en cuadros y objetos, luego en remeras y buzos. El resultado fue la creación de Lucca Bossio, una marca de moda que surgió en 2020 y que desde el inicio tuvo como objetivo expresar una identidad visual heredada y transformada en indumentaria.
El despegue fue tan orgánico como inesperado: la primera tanda de diez remeras estampadas se vendió en una semana. Desde entonces, cada colección mantiene un concepto artístico y un estilo marcado por formas orgánicas y agresivas, en línea con la impronta familiar. “La marca lleva mi nombre porque es una forma de honrar ese legado que empezó mi abuelo y mi padre, aunque ellos nunca lograron instalarlo artísticamente”, explicó el diseñador.
En 2022, ya recibido como licenciado en Diseño de Producto, Bossio comenzó a vivir de su emprendimiento. Instaló un showroom en un apartamento de Montevideo, apostó por estrategias de marketing poco convencionales y fortaleció su presencia en redes sociales. El resultado fue un salto en ventas: en lo que va de 2025 ya triplicó los números respecto al año anterior.
El punto de inflexión en su carrera llegó con un mensaje directo en Instagram: Duki, el referente del trap argentino, lo contactó para comprarle un suéter reversible. “Me apareció en el algoritmo y me gustó lo que hacías”, le dijo el artista. El encuentro le dio visibilidad pero también respeto en la escena urbana, colocándolo como el uruguayo que logró vestir a una de las máximas figuras de la música en la región.
En paralelo, Bossio se vinculó con artistas uruguayos como De La Planta y Knak, y en Argentina su ropa fue usada por Perro Primo y Luck Ra. Además, participa en el proyecto Hispa, dirigido por Julio Leiva, donde genera contenido de moda y tendencias.
Hoy su producción se reparte entre Uruguay y Argentina. En Montevideo mantiene un local en Pocitos, a cargo de su hermana, y comercializa prendas que se venden alrededor de 100 dólares. Su propuesta busca posicionarse como una marca aspiracional de lujo accesible, en un segmento donde existen pocas alternativas masculinas en el mercado local.
De cara al futuro, Bossio no piensa en franquicias ni en multiplicar locales. Su objetivo es distinto: colaborar con marcas globales y mantener un modelo exclusivo, de ediciones limitadas y alto valor simbólico, similar al que popularizó Supreme en Estados Unidos.
“Apunto a ser una marca de lujo, aspiracional con un modelo de negocio alternativo”, resume el emprendedor, que sigue apostando a que su nombre, más allá de la moda, se convierta en un concepto artístico en evolución.
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