El nombre de Guillermo González asociado al título “De comerciante a empresario” puede resultar familiar para algunos, ya que este argentino, “especialista -como él mismo se define-en transformar negocios en empresas y comerciantes en empresarios”, hace dos años atrás -más precisamente hacia mediados de diciembre de 2019- estuvo en Punta del Este durante una semana dictando un seminario con el mismo nombre.
Si bien la diferencia entre preparar una conferencia y escribir un libro es notoria, la base estructural del discurso de González sigue siendo la misma, “trasmitir que lo más importante es, primero, conocerse a uno mismo, luego desarrollarse y crecer y por último alcanzar los resultados”, dijo el argentino a InfoNegocios.
Con más de 10.000 ejemplares vendidos en la vecina orilla, González llega a Uruguay con varios tomos bajo su brazo, poniéndolos a la venta a través de Mercado Libre a $ 1.076.
“En estos pocos días que ya llevo en Punta del Este se concretaron muchas ventas y ha sido mucha la gente que quiere acercarse y conversar”, sostuvo González, recordando que lo fundamental del libro “De comerciante a empresario” es que se trata de “una herramienta 80% práctica y 20% teórica, ya que cada lector tienen muchos ejercicios para hacer, muchas páginas en blanco para escribir o dibujar, y así no solo transformarse ellos sino también su negocio, que puedan pensarlo desde otra perspectiva totalmente distinta”.
“De comerciante a empresario” se basa en un método creado por González: El árbol de la imaginación, una idea en la que el argentino señala que cada uno de nosotros tiene “su raíz, que viene a ser la esencia de lo que verdaderamente somos; su tronco, que es todo lo relacionado al desarrollo y es donde podemos construir el negocio de nuestros sueños y, finalmente, la copa, con sus frutos, que son básicamente los resultados”.
González dice que muchas veces las personas se detienen a ver solo la copa, buscando más ingresos o más ventas, “pero el éxito no está en lo que uno hace, sino en lo que uno es… Es decir, hay árboles que quieren hacer manzanas, pero son naranjas… ese proceso es el más difícil y es el que más capitalizan los lectores del libro”.
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