Si a una empresa le está yendo bien y encima tiene una larga trayectoria cosechando y sembrando éxitos, como es el caso de Viña Varela Zarranz y sus más de 130 años de historia en la vitivinicultura, la frase popular “equipo que gana no se toca” no debería estar en su agenda. Sin embargo, como empresa familiar que busca siempre la calidad en sus productos, desde hace un tiempo la tercera generación al frente de la compañía ha venido cediendo espacios para dar lugar así a que la cuarta generación lidere los cambios necesarios para seguir siendo una bodega con vinos de referencia.
“En el fondo no solo se trata de una renovación estética o visual, que la hay y es muy interesante, sino que también hay detrás todo un trabajo de aggiornamiento interno de la empresa que, de algún modo, se da naturalmente por el cambio generacional”, dijo Mariana Varela a InfoNegocios.
Según la gerente comercial de Viña Varela Zarranz, junto a la presentación de la nueva identidad de la marca, hay también una búsqueda de ir creciendo cada vez más en el sector de vinos finos de alta gama, cuyo consumo dentro y fuera del país no requiere de explicaciones.
“Desde hace muchos años somos una bodega de referencia, tanto en vinos de mesa como en vinos finos y sin duda en espumosos, pero sin dejar de atender a quienes tienen mayor experiencia y han hecho de Viña Varela Zarranz lo que es, sentimos la necesidad de ponernos mayores desafíos, de seguir aprendiendo y de no dejar pasar las oportunidades que tenemos de mejorar el gran trabajo que se viene haciendo”, sostuvo Varela, agregando con énfasis “tenemos con qué hacerlo, tenemos calidad en todo el proceso y tenemos el valor de ser familia”.
Con un crecimiento del 20% al cierre de 2023, la gerente comercial de Viña Varela Zarranz dijo que el trabajo en la renovación de identidad de la marca “tiene casi dos años en los que buscamos algo que nos identificara claramente con lo que somos hoy y a su vez que nos identificara en cómo queremos que nos vean desde afuera”.
En concreto, la transformación abarca 20 de las etiquetas de Viña Varela Zarranz y atraviesa todas sus líneas de productos: en la línea clásica, por ejemplo, si bien la empresa incorporó un Sauvignon Blanc, el cambio más importante es visual. Cabe señalar que ésta fue la primera línea que elaboró la tercera generación y que ahora se renovó con una imagen icónica del establecimiento: la calle de entrada flanqueada de olivos centenarios.
Otro ejemplo es la línea roble, más de cambio conceptual, identificándose ahora como Pequeñas Producciones y manteniendo gráficamente la V estilizada. En lo que tiene que ver con sus vinos íconos, el cambio es más radical y una de las características que incorpora es la numeración de las botellas.
En lo que se refiere a los espumosos, Varela recordó que “en 2007 comenzamos elaborando unas 5.000 botellas y actualmente debemos estar en las 30.000, un número más que significativo ya que los espumosos tienen un consumo más estacionalizado”. Sin embargo, según la gerente comercial de la bodega, antes el 90% de la venta de los espumosos estaba concentrada en noviembre y diciembre, “pero a medida que hemos ido posicionando el producto durante todo el año, también hemos crecido en ventas y hoy tenemos casi un 30% de las mismas fuera de zafra”.
En este caso, la cuarta generación no solo renovó la etiqueta de sus espumosos, sino también la botella.
En suma, si bien es cierto eso que decíamos al inicio de que “equipo que gana no se toca”, también es válido decir que cuando ese equipo contagió su pasión por el trabajo, la “sangre nueva está dispuesta a darlo todo”, como lo demuestra la cuarta generación de la familia Varela Zarranz.
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