Fundada en 1963 por Don Mario Calvete, Granja San José, una empresa familiar dedicada a la elaboración de productos chacinados, ha experimentado una notable transformación a lo largo de su historia. Inicialmente enfocada en la producción de una variedad de productos cárnicos, con el salame como su producto estrella, la empresa cambió su rumbo en la década de los noventa, centrándose en el jamón cocido y siendo la primera empresa uruguaya en obtener la certificación del LATU. Sin embargo, los desafíos económicos a principios de los 2000 la llevaron a redirigir sus esfuerzos hacia la producción para terceros. Actualmente, con un cambio generacional en su dirección comercial, Granja San José se esfuerza por volver al mercado como una marca de productos chacinados de calidad, manteniendo su legado de adaptación y resiliencia en la industria.
De esto habló con InfoNegocios Mercedes Rodriguez Calvete quien, junto a su hermano Esteban y a dos amigos de la familia, Bruno Fiorentino y Alejandro Jaque, tomó las riendas de la empresa en esta nueva etapa: “Hasta ahora nos focalizamos más en la producción a fasón, pero con la idea de reposicionar la marca. Para el año 2000 mis padres habían logrado una marca fuerte en el país y desde entonces tenemos las ganas volver a ponerla en el mercado”.
En esa línea, la familia buscó opciones con distintas alianzas y creó una nueva sociedad que impulse la pata comercial de Granja San José. “Con la infraestructura que teníamos estábamos bien, pero queríamos darle un valor agregado para lograr mejores productos y competir mejor en el mercado según las exigencias de consumidores y distribuidores”, cuenta Mercedes, y explica que comenzaron con US$ 150.000 para nueva maquinaria y otro tanto para comunicar un mensaje claro: “Seguimos acá y tenemos mucho para dar”.
De esta manera, la estrategia elegida para el relanzamiento comenzó por apalancarse en distribuidores de todo el país, principalmente del interior: “Tenemos una sociedad focalizada en la distribución y comercialización de la marca. Primero estamos apuntando a distribuidores. Estar en el departamento de San José implica un movimiento logístico importante, por lo que vamos a reabrir el centro de distribución de Montevideo para abarcar más puntos y aumentar la capilaridad”. Al día de hoy la empresa ya tiene distribuidores en San José, Colonia, Maldonado, Lavalleja, Treinta y Tres y Montevideo; más del 50% de sus clientes están en el interior del país y no es algo casual: uno de los objetivos que persiguen es profundizar el arraigo con su tierra natal, donde todo comenzó hace ya 60 años.
La industria de los chacinados en Uruguay es muy competitiva, por lo que los diferentes actores se las ingenian para introducir productos que llamen la atención de los consumidores. Entre los productos por los que apuesta Granja San José hay clásicos como fiambres, jamones, fiambres de cerdo, salames, longanizas, panceta, bondiola y lomo ahumado, como también ediciones premium de salame con parmesano o mortadela con pistachos.
Algunos de los productos ya se pueden encontrar en Iberpark y planean abrir una tienda virtual antes de las fiestas para llegar directamente al consumidor final, ya que la zafra del rubro se da en los últimos meses del año. El proceso de vuelta comenzó hace poco más de un año y en este tiempo ya han duplicado el volumen de ventas. Esperan que en 2023 la tendencia se mantenga con el “trabajo de hormiga” que vienen realizando. De cara al futuro, asegura: “Ojalá se pueda exportar. Siempre tenemos la mente abierta y estamos atentos a las oportunidades que surjan, pero a medida que evolucionas vas viendo que es más conveniente”.
Por último, Mercedes nos contó que esta nueva era de la empresa también sirve de homenaje para su mamá, Adela, quien falleció en 2015 y durante mucho tiempo fue pilar de la familia y la empresa. Con eso en mente, para la nueva identidad visual de Granja San José los hijos de Adela decidieron hacer un guiño en el logo.
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