Flynn’s Arcades nació en el año 2018 a raíz de la inquietud de dos amigos que hoy son socios y su gusto por los videojuegos. Uno de ellos trabajaba como chef en un restaurante y veía cómo la empresa que estaba en el edificio de al lado tiraba a la basura las computadoras que yo no se usaban en las oficinas. Luego de hablar con Fabián, su amigo carpintero y amante de los videojuegos, consiguió algunos materiales desechados, un monitor en desuso y se lanzaron a fabricar una máquina de Arcade.
Claro que no sería tarea fácil. “Yo tengo facilidad para la informática, hice varios cursos, por mi cuenta trabajaba como carpintero y se me daba todo como para combinar la madera con la informática. Con recortes de la carpintería hicimos el primero; también compramos en el exterior con cosas que acá no se vendían. El 80% o 90% del arcade era con materiales reciclados, nos llevó dos años de trabajo”, comenta Fabián Arias, socio fundador de Flynn’s Arcades.
Una vez terminado el proyecto, hicieron lo que cualquiera haría al completar una hazaña: subirla a las redes sociales. Los pedidos no demoraron en llegar; primero de amigos y conocidos y luego más personas. Al principio lo pensaron como un extra que complementara su ingresos, pero llegó un punto en que la demanda fue tan grande que decidieron dejar sus trabajos para dedicarse 100% a la fabricación de máquinas de arcade.
En el camino fueron incubados por la Fundación da Vinci, lo que les dió herramientas para profesionalizar, potenciar y tecnificar el negocio. Por ejemplo, a partir de dicha experiencia es que comenzaron a participar de ferias y eventos con el objetivo de lograr una mayor visibilidad.
Aún así, la filosofía de reciclaje sigue siendo la misma que al principio. “Tratamos de no tirar nada. Uruguay tira anualmente 40 toneladas de material electrónico; un Dual Core que hoy está obsoleto para el uso doméstico, en estos juegos funciona bien”. El costo de compra de los insumos es mínimo porque los materiales, al estar obsoletos, son baratos, pero Fabián comenta que sería ideal que empresas que están tirando las máquinas las donen y así evitar que todo eso termine en la basura, con los daños que ocasiona.
El modelo de negocio es de fabricación personalizada y venta. Si bien son muchos los clientes que las buscan para colocarlas en una barbacoa o en un espacio de la casa para uso personal, también tienen como clientes a empresas que buscan ofrecer algo distinto a sus colaboradores. “Le vendimos a hoteles en Punta del Este, empresas de Aguada Park, Sodimac y empresas que las comparan para la hora de descanso de los empleados”.
Por ser productos personalizados, el costo de cada arcade varía, dependiendo de sus características, entre los $18.000 y los $60.000, aunque las posibilidades son infinitas. Al día de hoy, Flynn’s Arcades comercializa unas 80 máquinas por año, con un flujo de trabajo de entre cinco y ocho máquinas fabricadas por mes.
Hace pocos días la marca fue parte de la Expo Convention, y la experiencia, según cuenta Fabián, “nos permite ver la necesidad que una generación tiene de jugar. Cada vez hay más juegos y franquicias para el público joven, pero hay una generación de gente que jugó y que hoy no tienen nada, de 45 a 60 años. He visto en esos eventos a abuelos jugando con nietos a las Tortugas Ninja, por ejemplo; es algo que se transmite a las nuevas generaciones”.
De cara al futuro la firma busca crear y ofrecer nuevos productos para seguir llegando a ese público objetivo que hoy encuentra en las máquinas de Flynn’s Arcades un boleto a la época donde supo pasar tantas horas de felicidad.
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