Es muy probable que si en los últimos dos años el lector participó de alguna feria gastronómica, evento relacionado a la cerveza artesanal, fiesta o festival, tenga en su casa uno o varios vasos de plástico Eco Friendly, impreso con el arte del evento y que pagó por única vez a unos $50. También es muy probable que dichos vasos hayan sido fabricados por Revaso, la empresa uruguaya que encontró un negocio en solucionar la problemática de la cantidad de plástico de un sólo uso que se desecha luego de cada evento masivo.
El equipo de Revaso, con una conciencia ambiental, vió como mejor opción para solucionar ese problema el ofrecer un vaso resistente que se pueda reusar cientos de veces y añadirle valor a los ojos del consumidor final para que no termine en la basura… ni en el piso.
La fabricación se terceriza y es 100% nacional, para evitar traslados internacionales y reducir al máximo la huella de carbono en el proceso. Además, la empresa tiene un taller de impresión para ofrecer la personalización de los vasos y así hacerlos más atractivos. “La idea es que el consumidor lo devuelva y que recupere su dinero, no generando un gasto ni para el consumidor ni para el organizador del evento, o que el usuario opte por llevárselo como recuerdo, pero en ningún caso la opción es tirarlo a la basura”, cuenta a InfoNegocios Federico García, Socio fundador de Revaso. Los resultados quedan a la vista: “luego de los eventos no hay un desecho en el piso ni en las papeleras, ni en las barras. El paisaje del evento mejora y por lo general una vez que pagaron por ese vaso se lo llevan como recuerdo”.
El público objetivo son los organizadores y productores; el modelo de negocio ofrece dos opciones: compra o alquiler de vasos. “Con la opción de compra el organizador nos compra los vasos y para él es una inversión. Los compra, los vende un poco más caros o si se los devuelven los puede usar de nuevo sin necesidad de reponerlo. Cuando nos alquilan los vasos el cliente se encarga de retirarlos y devolverlos, mientras que nosotros nos encargamos de la limpieza y los ponemos en condiciones para ser reutilizados”. Al día de hoy son más los clientes que compran vasos personalizados que los que los alquilan.
El número de vasos depende del evento, pero Federico cuenta que, por lo general, se calcula a menos de la mitad de vasos por persona. “Hay eventos que esperan diez mil personas y nosotros recomendamos cuatro mil vasos porque con eso dan a basto”. De esta manera, el negocio es de triple impacto: ambiental, social y económico.
El proyecto comenzó en 2017 y durante la pandemia no hubo fiestas, festivales, eventos ni ferias, pero sí se pidió comida por delivery… y mucha. Alí es donde los socios de Revaso vieron la oportunidad de crear una nueva unidad de negocio con la misma filosofía: Revianda. “Revianda surge a raíz de la pandemia. Hubo un aumento exponencial en pedidos de comida a domicilio y subió mucho el consumo de bandejas descartables para comida. Con la misma impronta ofrecemos un recipiente duradero, resistente, que sea fácil de lavar y que se pueda personalizar. La idea es que pidas comida y en vez de darte una bandeja de un solo uso, te den una que uses, laves y vuelvas a usar o que la devuelvas al comercio”.
Para quien tiene un negocio gastronómico el beneficio económico es grande porque no invierte más en plástico descartable. “Estamos con un cliente que estaba sacando 1000 viandas descartables por mes. Ahora con 150 de nuestras viandas tiene todo resuelto. En un año pasó de usar 12000 descartables a solucionar con 150 Reviandas”.
En la web de Revianda se puede calcular tanto el ahorro como el impacto de una empresa al implementar dicho sistema. En un escenario hipotético, donde un local gastronómico hoy utilice un promedio de 20 bandejas descartables por día, lograría reducir en 6000 unidades anuales el consumo de dichas bandejas, lo que equivale a un ahorro de 120 Kg de residuos, 78 Kg de emisiones de Co2, 7200 litros de agua y US$1980 en plastico descartable. Para lograrlo, debería invertir US$ 240 en comprar 60 Reviandas.
El nuevo sistema ha tenido gran aceptación no solo de quienes producen alimentos sino también de parte de los consumidores finales que lavan los recipientes y los devuelven. “Es una responsabilidad colectiva de no usar y tirar, es un cambio cultural que también apoya a la industria nacional”.
Por poner sólo un ejemplo, el 90% de locales gastronómicos ubicados en Zonamérica ya han incorporado el sistema y la cantidad de residuos evitados es enorme, así como el ahorro económico.
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