En Colonia Suiza, la tradición quesera de la familia Celio se mantiene viva con la quinta generación al frente de la Granja La Cumbre. Con control de toda la cadena de producción, desde la alimentación del ganado hasta la maduración de los quesos, la empresa mantiene la herencia familiar, asegura la calidad artesanal y desarrolla innovaciones que la diferencian en el mercado uruguayo.
“Somos una quesería artesanal. Elaboramos quesos con nuestra propia leche, lo que nos da control de todo el proceso: desde la tierra y la alimentación del ganado hasta el ordeñe, la elaboración y maduración”, explicó Karina Celio, una de las socias de la empresa.
La historia de Granja La Cumbre comienza hace más de 150 años. El tatarabuelo de Karina llegó desde Suiza y se estableció en Colonia Suiza (Nueva Helvecia), donde inició la actividad lechera y la cría de animales. Con el paso del tiempo, la producción se centró en los quesos, aunque el establecimiento conservó su nombre original.
“Mis hermanos y yo seguimos el camino que nos dejaron nuestros padres, cada uno aportando desde su formación. Siempre trabajamos con un producto de calidad, pero en los últimos años pusimos mucho esfuerzo en la marca para que La Cumbre se reconozca como una quesería de excelencia”, comentó Celio.
Actualmente, la granja procesa entre 4.000 y 4.500 litros de leche diarios, transformados en aproximadamente 400 kilos de queso por día. La empresa elabora más de 10 variedades, incluyendo tres exclusivas que se destacan en el mercado uruguayo: Chester: inspirado en el cheddar inglés, con 3 a 4 meses de maduración. “Encontramos la receta en un libro de nuestro bisabuelo de 1921 y lo lanzamos en 2020”, señaló. El queso Cumbrier: es una creación propia, basada en el morbier francés, pero con harina de algarroba en lugar de ceniza vegetal. “Fue una idea de mi madre y hoy es un queso muy reconocido”, agregó.
Por otro lado, el Yamandú: desarrollado originalmente en la Escuela de Lechería de Colonia Suiza en los años 60 y retomado recientemente por la empresa. Además, elaboran raclette, un queso suizo poco difundido en Uruguay, que ha tenido gran aceptación entre los consumidores.
La empresa distribuye sus productos en casi todo el país, con fuerte presencia en Montevideo y departamentos como Maldonado, Paysandú, Salto, San José y Colonia. La venta directa en el establecimiento representa entre el 10% y el 15% de las ventas totales.
La empresa impulsa el turismo y la educación del consumidor. “Ofrecemos visitas guiadas, un brunch de campo en torno al queso y venta al público. Queremos que la gente conozca todo el trabajo detrás de un queso y aprenda a elegir uno de calidad”, explicó.
Entre los hitos que marcaron el crecimiento de la empresa, Celio destaca tres: la decisión de sus padres en 1994 de continuar con la quesería artesanal, la integración al Grupo de los 30 –una asociación de queserías de Colonia, San José y Soriano– y la apertura al público, que fortaleció el vínculo con los consumidores.
Por otro lado, adelantó que están desarrollando un nuevo producto derivado de la leche. “Es algo totalmente distinto a lo que hemos hecho hasta ahora y aún está en etapa de pruebas”. Además, planean ampliar las actividades turísticas con eventos en la granja y en su salón de ventas.
“Por ahora no pensamos en exportar. Creemos que todavía tenemos mucho por crecer en el mercado interno. Queremos seguir perfeccionando la experiencia del consumidor y ampliar la oferta de servicios, porque la demanda existe y queremos estar a la altura”, concluyó Celio.
Tu opinión enriquece este artículo: