Según contó Romero, la fábrica ubicada en Villa Española estuvo, desde hace más de diez años, focalizada en la exportación de neumáticos a Venezuela, con quien tenía un contrato que se pagaba cada 45 días en montos de US$ 1.300.000 por los 17 contenedores de neumáticos para el transporte colectivo que se enviaban mensualmente. Gradualmente los pagos empezaron a demorarse y a principios del 2019 quedaron completamente bloqueados “por las restricciones bancarias del sistema financiero internacional” que se le impusieron a ese país.
A partir de ahí, la fábrica empezó a encarar el mercado local mediante alianzas con algunos comerciantes como Soñora de Soriano, Castagno neumáticos, cooperativas agrarias y mantiene la venta de guantes que tuvo un buen repunte durante la crisis sanitaria y que se comercializa en un promedio de 60.000 pares mensuales en todo el país. Esto último, según cuenta Romero, alcanza para mantener los puestos de trabajo de unas 15 o 20 personas. FUNSA tiene un total de 90 empleados y en los últimos meses muchos han estado alternando el seguro de paro, aunque se evitan los despidos.
“Como cooperativa nuestro objetivo es mantener la fábrica rentable y productiva, dando fuente de trabajo estable y digno a los actuales y futuros trabajadores”, dice en su página web.
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