Uruguay tiene una oportunidad histórica para impulsar comercialmente una industria -la del cannabis medicinal y el cáñamo en general- que tiene muchos potenciales: recibir inversiones, generar fuentes de trabajo y posicionar al país a la vanguardia internacional del desarrollo de un producto cada vez más valorado.
Ahora bien, esa oportunidad parece seguir siendo esquiva para el primer país en el mundo que, en diciembre de 2013, reguló el mercado del cannabis. ¿Por qué? Porque todavía no se ha avanzado claramente en una regulación de comercio exterior de cannabis, lo que implica que la actual cosecha todavía no tiene un destino seguro de exportación.
La demanda del cannabis medicinal existe, los destinos también -Suiza, Israel y Portugal son algunos de los países interesados y comprometidos con la compra, así como también Australia y Estados Unidos-, la producción… ¡sobra! De hecho, según dijo Marco Algorta a InfoNegocios, “históricamente producimos más de los que podemos colocar en los mercados”.
Según el presidente de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal (CECAM), actualmente Uruguay contaría con unas 30 toneladas comercializables, “pero al no contar con una vertical de venta que habilite la exportación de flores para uso medicinal, el país se pierde ese negocio, no solo las empresas o los productores del sector”.
Esta industria necesita generar liquidez, señala Algorta, reclamando con urgencia la creación de una comisión externa, dentro de los organismos públicos, que entienda hacia dónde va este negocio.
“Necesitamos un GACH cannábico, cuyo conocimiento técnico y práctico del tema sea capaz de dar una visión global del asunto, orientando políticas pragmáticas que se puedan articular rápidamente, porque la industria del cannabis es muy dinámica y va a seguir creciendo en el mundo”, dijo Algorta a InfoNegocios.
Con respecto a la exportación de cannabis medicinal, cabe recordar que en 2020 el gobierno de Luis Lacalle Pou permitió, a través de dos decretos, que las cosechas de 2018, 2019 y 2020 -sin previa autorización del Ministerio de Salud Pública- fueran comercializadas con fines medicinales o industriales. Esto facilitó que se exportaran unas 17 toneladas de flores de cáñamo con un precio estimado de US$ 7 millones.
En otro orden, Algorta señaló que el sector está en constante crecimiento, de hecho, desde el año pasado a este mes de abril de 2021, las licencias de autorización para operar con cáñamo industrial “pasaron de 40 a 82”, agregando que si bien el número de empresas se duplicó, no fue así en cuanto al área sembrada, “ya que de 600 hectáreas sembradas que teníamos hasta ahora pasamos a un total de 800 hectáreas”.
En cuanto a la distribución de los cultivos de cannabis, el presidente de CECAM dijo que están en distintas zonas del país, con cierta predominancia en el sur de Uruguay, pero también en los departamentos de Artigas, Salto y Paysandú.
Otro punto que Algorta señala a InfoNegocios como importante para seguir avanzando en materia de crecimiento del sector, es la posibilidad de “la inclusión del cannabidiol (CBD) como componente para formular productos alimenticios y veterinarios”.
Es decir, según el presidente de CECAM, resulta indispensable un desarrollo del mercado local orientado a una mayor generación de valor agregado y profundización del conocimiento en la materia, para poder dinamizar la industria local, así como atraer inversiones hacia el país.
“Para ello -dice Algorta- se debe habilitar la elaboración de productos conteniendo al CBD entre sus ingredientes, lo cual ya está muy desarrollado en varios países del mundo. De hecho, en diciembre de 2020, la Comisión Europea declaró que el CBD no es un narcótico y que, como componente alimentario, es de libre circulación entre sus países”.
La inclusión en el reglamento bromatológico del grano de cáñamo como alimento sería, según Algorta, una de las principales potencialidades que el sector tiene para desarrollar en Uruguay de cara al mundo. El presidente de CECAM dijo que, en este mismo sentido, también puede avanzarse en materia de cultivo de cannabis no psicoactivo para uso en productos veterinarios.
En suma, el cannabis medicinal es una industria que sigue pidiendo cancha para abrirse al mundo, pero todavía quedan algunas semillas que plantar para que florezcan, como que el Estado regule productos medicinales hechos a base de extractos cannábicos, como aceites y cremas, cuya manufactura se cotiza al alza en el mundo.
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