“El secreto fue soñar en grande” cuenta Maximiliano Schabsis, Chairman de Donato Group. Es que El Nido parece un sueño, porque se cierne frente a un océano con playa infinita, donde los pájaros ponen la música, los lagos reflejan el color de la naturaleza y tus pasos dejan huellas en la arena. Un refugio natural, orgánico y moderno.
Por la forma en la que está concebido, El Nido se posiciona como líder indiscutido a nivel urbanizaciones en general, ya que incorpora un club de playa con todas las instalaciones y amenities que te puedas imaginar. Instalaciones de última generación para entrenar, y también para divertirte en familia o con amigos. Un lugar para vibrar.
Lo que define y distingue a El Nido es su energía. Una energía única generada por la naturaleza, el confort y la exclusividad que el proyecto le agrega. El Nido por un lado, convive con un bosque muy antiguo, de árboles altos y con mucha vida. Por el otro, lo abraza el mar, generando unas vistas excepcionales desde todo el barrio. Y también se fusiona con el campo que lo rodea, brindando unos paisajes increíbles de las sierras que se encuentran a la distancia.
Pero sin dudas, uno de sus principales atractivos diferenciales, es Wavegarden. Un rincón de pura magia acuática, donde las olas no son un capricho del viento, sino una obra maestra de la tecnología. Una piscina de olas artificiales capaz de generar hasta mil olas perfectas por hora, del tamaño y la forma que quieras.
Fernando Odriozola, co-fundador de Wavegarden, cuenta que un día su hermano tuvo la visión de llevar la felicidad del surf a todo el planeta: la posibilidad de crear olas perfectas en cualquier momento y lugar. Así nació Wavegarden.
El Nido no solo es una excelente inversión en Bienes Raíces, sino que es una nueva forma de entender el bienestar y la conexión con la naturaleza. Se trata de un proyecto único en el mundo, sacado de un sueño, pero completamente real.
Conocé más en la página web del proyecto, www.elnido.uy.
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