Si uno compara los datos publicados por el Ministerio de Industria, Energía y Minería con los de, por ejemplo, la empresa SEG Ingeniería, líder en el área de eficiencia energética y optimización de costos en la región desde 1996, identifica claramente la importancia que existe entre el sector público y el privado de llegar a un consenso y una planificación estratégica de ir hacia una segunda transición energética, poniendo el foco en la descarbonización de la matriz energética en la industria y en la movilidad.
Como bien lo señala SEG Ingeniería, el Balance Energético Nacional (BEN) documentó a lo largo de seis décadas la evolución del sistema energético uruguayo, que estuvo primero dominado por los combustibles fósiles y la hidroenergía, para luego ir diversificándose con biomasa, eólica y solar.
“La biomasa comenzó a crecer significativamente desde 2007 con el aprovechamiento de residuos forestales como el licor negro, la eólica vivió su mayor expansión entre 2014 y 2017 y la solar fotovoltaica se desarrolló a partir de 2015”, apunta el informe, señalando que estos procesos explican que hoy Uruguay sea referente en generación renovable.
¿Pero qué dice el BEN 2024 en datos concretos? Según el documento el consumo final de energía en Uruguay creció 14% pese a un aumento del PBI del 3,1%. En lo que se refiere a la matriz de abastecimiento, la misma alcanzó un 64% de renovables. En cuanto a la generación eléctrica, esta fue un 99% de renovable, con fuerte peso de la biomasa.
Pero volvamos al dato de la generación eléctrica total de Uruguay –que incluye la autoproducida y autoconsumida por algunas industrias– que fue 99% renovable, con 43% de hidráulica, 28% de eólica, 24% de biomasa y 4% de solar. Tan solo el 1% provino de fuentes fósiles.
“La plena operación de la planta de celulosa UPM Paso de los Toros impulsó un crecimiento del 43% en la generación con biomasa. En total, la producción eléctrica subió 34% respecto a 2023, con una exportación de 2.026 GWh”, señala el informe.
Sin duda el impacto ambiental fue notorio y el factor de emisión del sistema cayó 90% respecto a 2023, siendo su valor más bajo en dos décadas.
Según el BEN 2024, las energías renovables alcanzaron 64% del abastecimiento primario, tras promediar 36% en 1996-2006 y 52% en 2007-2023. “Esto representa una reducción significativa de la dependencia de fuentes importadas, que hace seis décadas representaban más de dos tercios de la matriz”, apunta SEG Ingeniería.
Por primera vez, los residuos de biomasa superaron a los derivados del petróleo en el consumo final y aportaron el 36% del total, frente al 35% de los combustibles fósiles. En este sentido, el crecimiento del sector forestal y de celulosa fue determinante: con la entrada en operación de UPM II, la generación de electricidad a partir de biomasa industrial se expandió significativamente.
“Las plantas de celulosa, que se autoproducen toda la energía que demandan y vuelcan excedentes a la red, explican que en 2024 la industria haya generado por sí misma el 66% de la electricidad que consumió, frente al 53% en 2023”, dice el documento.
El consumo final de energía alcanzó 6.076 ktep (miles de toneladas equivalentes de petróleo) en 2024, lo que representa un incremento de 14% respecto al año anterior. El sector industrial concentró el 52% del total, un hecho histórico porque por primera vez un solo sector demandó más energía que todos los demás sectores sumados.
“Este resultado –dice SEG Ingeniería– confirma el cambio estructural de la matriz de consumo y el posicionamiento de la industria como principal consumidor de energía en el país. A comienzos de los 2000 su participación era cercana a una quinta parte del total y el tercer sector de consumo, pero desde 2009 ocupa el primer lugar, impulsada por la entrada en operación de las plantas de celulosa”.
El resto del consumo energético de Uruguay se reparte entre los sectores transporte (25%), residencial (14%), comercial y público (6%) y primario (3%).
Ahora bien, el transporte sigue siendo el sector más dependiente de los combustibles fósiles y el principal emisor de CO₂, con 61% de las emisiones energéticas nacionales. “En 2024 consumió 1.493 ktep, de los cuales solo 0,2% correspondió a electricidad. Sin embargo, el cambio comienza a insinuarse con un crecimiento de 69% en el consumo eléctrico del transporte en 2024, que ya es 27 veces mayor al registrado en 2019”, dice el informe.
Aunque la base es aún muy baja, esta tendencia refleja la incorporación de ómnibus eléctricos, taxis y vehículos particulares. El desafío para la política energética hacia 2050 será acelerar esta electrificación y promover alternativas como el hidrógeno verde para el transporte pesado.
En suma, el BEN 2024 muestra a Uruguay como un país que ha alcanzado récords de renovables y reducción de emisiones, pero también marca los desafíos pendientes de la mejora en eficiencia energética y la segunda transición energética.
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Sergio Peteco :
HAY QUE SEGUIR MULTIPLICANDO INVERSION Y TRANSFORMACIÓN MATRIZ ENERGÉTICA, EN ENERGÍA RENOVABLES, EOLICA, SOLAR, HIDRÁULICA Y LA NUEVA ENERGÍA DE HIDRÓGENO VERDE!!