Con la llegada de las bajas temperaturas, los hogares uruguayos enfrentan nuevamente la decisión de cómo calefaccionarse, un análisis que va más allá del confort y se adentra en el presupuesto familiar. La elección entre la tradición de la leña, la eficiencia de los pellets, la versatilidad del aire acondicionado o la movilidad del gas implica evaluar costos, rendimientos y particularidades de cada sistema.
Ventajas y desventajas
Las ventajas de los sistemas de calefacción modernos se centran en la eficiencia y la comodidad. Las estufas a pellets, por ejemplo, ofrecen una combustión limpia y automatizada, lo que garantiza un calor constante con un alto rendimiento energético y un mínimo residuo de cenizas. Por su parte, las estufas a leña de alto rendimiento, especialmente los modelos cerrados, brindan un calor potente y seco, capaz de deshumedecer ambientes, con el beneficio añadido de no depender de la red eléctrica, lo que las vuelve indispensables durante cortes de luz. Los aires acondicionados con bomba de calor destacan por su versatilidad y seguridad, ya que no generan combustión interna, filtran el aire y permiten un control preciso de la temperatura a través de un termostato, todo con solo tocar un botón.
Sin embargo, cada sistema presenta sus propios inconvenientes. El principal desafío de las estufas a pellets es su dependencia de la electricidad para el funcionamiento del dosificador y los ventiladores, además de requerir una inversión inicial considerable en el equipo. Las estufas a leña, aunque efectivas, implican una logística considerable para la compra, el acopio y la carga manual del combustible, junto con la necesidad de una limpieza frecuente de cenizas y un mantenimiento periódico de la chimenea para evitar riesgos. En cuanto a los aires acondicionados, su principal contra es el impacto en la factura de UTE, cuyo costo puede ser muy variable y elevado, y su rendimiento puede disminuir notablemente durante olas de frío extremo, además de generar un calor que algunos usuarios perciben como menos confortable que el de una llama.
Costos uruguayos
La leña sigue siendo una opción querida, pero trabajosa debido al almacenamiento y carga de la leña. Su costo, que ronda los 11 pesos el kilo, puede parecer accesible, pero la demanda en temporada alta es tal que algunas barracas, como Las Hermanas, ya toman pedidos con cinco días de anticipación y más. El rendimiento depende drásticamente del tipo de estufa; en un modelo cerrado y eficiente, el consumo puede reducirse a la mitad. Para un uso intensivo durante todo el día, una familia puede llegar a necesitar una tonelada de leña al mes, lo que representa un desembolso mensual que supera los 10,000 pesos.
En la vereda opuesta se encuentran los pellets, un combustible ecológico valorado por su alto rendimiento y combustión limpia. En el mercado local, el costo de una bolsa de quince kilos varía. Proveedores como Vivion House ofrecen opciones de origen uruguayo o brasileño en un rango de 250 a 500 pesos, mientras que en grandes superficies como Sodimac se pueden encontrar a 199 pesos. Con una duración promedio de un día y medio por bolsa bajo un uso moderado, esta alternativa presenta un costo predecible y un menor residuo de cenizas, aunque su funcionamiento depende de estufas específicas.
El aire acondicionado, presente en una gran cantidad de hogares, es quizás el método con la mayor variabilidad de gasto. Si bien, una elección equivocada puede venir aparejada de un consumo alto, es el sistema más cómodo ya que no requiere de movimientos físicos.
La tecnología inverter promete eficiencia, pero el consumo está directamente ligado a la correcta elección del equipo para el ambiente. Un aparato bien dimensionado puede consumir unos 400 watts por hora, mientras que una mala elección puede triplicar ese gasto. El costo final en la factura está, además, sujeto a los planes eléctricos que cada cliente tenga contratados con UTE, haciendo de esta una opción de difícil cálculo previo.
Finalmente, la estufa a gas se presenta como una solución práctica por su movilidad. Su principal ventaja es la capacidad de trasladar el calor donde más se necesita. Con un uso moderado, una garrafa, cuyo costo ronda los 1,300 pesos, puede durar unos quince días. Sin embargo, su calor no es necesariamente seco y se deben considerar factores como las emisiones y el posible olor a gas en los ambientes.
No existe una única fórmula más barata o eficiente para todos. La elección final dependerá del tipo de vivienda, su aislamiento, la inversión inicial disponible y las prioridades de cada familia, que deberá sopesar entre la tradición, la conveniencia y el impacto directo en el bolsillo estos meses, que prometen ser extremadamente fríos.
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