Amy Benoit, Hora pico
“…Una vez dentro
del vagón, asfixiada y comprimida,
vi que, ocupando una butaca entera
del fondo, había un perro de la calle
que dormía olvidado de sí mismo
y todo lo demás, plácidamente
inflando y desinflando los pulmones…”.
El blog de Emma Gunst.
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