En paralelo, otras formas de movilidad customizadas cobraron mayor protagonismo, debido a que resultaron ideales para llevar a cabo actividades puntuales demandadas por la nueva normalidad. Desde el uso de la bicicleta propia o la caminata para distancias más cortas, hasta el auge de los vehículos eléctricos o bien, los vehículos propios, el común de los ciudadanos evitaba, hasta hace un tiempo atrás, el aglomeramiento a través de traslados públicos.
Sin embargo, tras la reciente recesión de algunas restricciones y el levantamiento del aforo en el transporte público, además de la vuelta a la oficina y la presencialidad de las clases, es probable que el uso de este tipo de transporte se incremente paulatinamente en el mediano y corto plazo.
En suma, ciertas tendencias urbanas acompañan la previsión. Por ejemplo, los últimos estudios de Clemente Estable en los ómnibus de Montevideo, comprueban que la limpieza y desinfección de vehículos compartidos es una herramienta 100% eficaz para combatir y erradicar el virus de superficies inertes, ya que las unidades de traslados continúan libres de la presencia de COVID-19 al ser testeadas.
También, el plan Movés - que impulsa la fabricación de rodados eléctricos en Uruguay - es un punto vital para el incentivo de la utilización del transporte público en los próximos años, ya que el sistema se integrará en estos vehículos, reduciendo la contaminación medioambiental ocasionada por la combustión. De hecho, Ariel Álvarez, coordinador nacional del proyecto, declaró que esperan incorporar 140 ómnibus en el próximo tiempo.
Pero con tantas alternativas de transporte al alcance y pruebas que demuestran que volver a viajar bajo el sistema de transporte público es posible ¿cómo volver a acostumbrarse a este tipo de movilidad que quedó guardada en el cajón de los recuerdos durante tanto tiempo?
En principio, diversos expertos declaran que será primordial contar con aplicaciones de movilidad, como Ualabee que ya se puede utilizar en Uruguay, que brinden las mejores alternativas para llegar a cada lugar, en términos de tiempos y costos, y que ayuden a combinar las opciones que ofrece la red de movilidad de cada ciudad, aspirando a generar el menor impacto posible respecto del entorno.
Se prevé que viajar en transporte público sea cada vez más fácil, más ameno y democrático, y bajo esta premisa, que la población vuelva a los niveles que existían de forma previa a la pandemia sanitaria, que según el Observatorio de Movilidad IMM eran 21 millones de viajes mensuales. Para los especialistas de movilidad inteligente, el traslado urbano es un derecho al que todos los ciudadanos deben aspirar para democratizar su independencia y sus viajes de forma económica, a la vez que reduciendo el impacto ambiental y cuidando su salud.