“Damos por hecho de que en los restoranes tienen buenas prácticas en la elaboración de alimentos, y bromatología, que está en todos los países y que se ocupa de habilitar locales, no da garantías para otros aspectos de la cocina”, explicó a InfoNegocios su presidente Claudio Bertin.
Bertin recordó que en los años ´90 la industria alimenticia empezó a trabajar cumpliendo normas de calidad, sobre todo porque a la hora de exportar los países las exigen. Sin embargo, esto mismo no ocurrió con los locales gastronómicos porque “el cliente no lo pide”, según explicó. En cambio en países como Estados Unidos, los sellos que certifican buenas prácticas son moneda común. En América Latina no y acá es donde “Cocina cuidada” pretende dar su aporte.
Algunas normas de calidad que Cocina cuidada observa en sus auditorías son las temperaturas de cocción y de guardado en heladeras de materias primas, formas de evitar la contaminación cruzada, el lavado y desinfección de los restoranes y de las herramientas que quienes elaboran, la estructura edilicia del local, los depósitos, el manejo de residuos, las luminarias, la temperatura de la cocina, etc. Se trata de normas que no solamente sirven como herramientas de marketing para validar el restorán ante sus clientes sino que les permite ahorrar mucho dinero en los costos ocultos que conlleva no cuidar estas prácticas, según explican.
Para acceder a este sello, el local deberá primero pedir una auditoría de la firma cuyo precio oscila entre los US$ 100 y 200 dependiendo de la cantidad de personas trabajando en la cocina. “Ahí vemos las condiciones del lugar para ver si está apto para el sello”. Cocina cuidada solo audita, no asesora, aclaran.
Si el local lo amerita, recibe su certificación, que cuesta cerca de 200 US$ y dura seis meses.