Si bien el nombre es moderno y sofisticado, “boutique de muebles”, en Marvic lo que hay es muebles de la vieja escuela o, mejor dicho, muebles para toda la vida. ¿El diferencial? Es que esto lo hacen con un trabajo moderno y sofisticado.
“Siempre me gustó hacer, crear, fabricar cosas. Crecí en Canelón Chico –donde todavía reside y está el taller– en una familia cuyo trabajo con las manos estaba relacionada con el campo, con el sector avícola. Me entreveré en eso, claro, pero me incliné ya de joven por la madera y terminé estudiando carpintería. Te puedo decir que la carpintería es algo que se lleva en la sangre”, afirmó Marcelo Martínez a InfoNegocios.
Se recibió a los 18 años de edad y hace 24 que trabaja en el diseño y la fabricación de muebles. Primero para otras firmas del sector, pero desde 2012, junto a su esposa Rosana Vicente, lo hace en su propia empresa: Marvic.
“Somos carpinteros de oficio y de profesión y si tuviera que definir nuestro estilo, diría que somos rústicos con finas terminaciones”, dijo Martínez, agregando que su trabajo de “carpintería antigua, en el sentido de la fabricación y calidad de los productos, marca la diferencia, porque lo que buscamos es que un mueble Marvic dure en el tiempo”.
¿Cómo se obtiene esto? Con maderas macizas, obtenidas casi en su totalidad de los departamentos del centro del país. “Al ser una empresa de industria nacional, priorizamos que la materia prima con la que trabajamos sea uruguaya. De hecho, el 90% de la madera con la que trabajamos es de acá y el 10% es importada”, señaló el director de Marvic, puntualizando que la madera que él prefiere es el álamo, mientras que de las importadas “no hay como el roble que viene de Estados Unidos y Francia, la de haya que llegas desde Alemania y el abeto de Canadá”.
Según dijo el carpintero y empresario a InfoNegocios, el volumen de madera que trabaja por mes es de 3.000 pies, con el que se puede hacer alrededor de 30 juegos de comedor.
“Esto significa diseñar y fabricar entre 25 y 30 mesas, entre 150 y 180 sillas, todo el material auxiliar. Es mucho trabajo, pero nos apasiona hacerlo y, de algún modo, es lo que nos diferencia de otras mueblerías. La personalización”, dijo Martínez, agregando que “poder ofrecer variedad de telas, colores, materiales y piezas hechas a medida es lo que nos convierte en una boutique de muebles”.
Entre el 70% y 75% de la facturación de Marvic viene de los comedores, pero también son exitosos con los sofás, dado que el matrimonio Martínez y Vicente también tienen su propia tapicería, lo mismo que en materia de los muebles tienen su propio lustre.
Desde su apertura a la fecha, entre infraestructura, máquinas, herramientas y la adquisición de un predio de 5 hectáreas para levantar allí –dentro de dos años– un nuevo taller para trabajar, la empresa lleva invertidos en el entorno de los 250.000 dólares.
Ahora bien, más allá de crear “casi artesanalmente” juegos de dormitorios, cómodas, placares, mesas, comedores, sillas, aparadores, escritorios y butacas, Martínez y Vicente están siempre buscando cómo innovar y seguir diferenciándose, agregando valor a su trabajo en carpintería. En este sentido y en el marco de la próxima Expo Hogar, cuya 9ª edición se realizará desde el 4 al 6 de octubre y del 11 al 13 del mismo mes la Rural del Prado, Marvic presentará nuevos diseños en los que han ido incorporando otros elementos, como el hierro, el cuero y el vidrio, y especialmente llevarán un proyecto en el que vienen trabajando desde hace un año: madera recuperada.
“Al principio comenzamos probando con mesas hechas a partir de raíces de árboles caídos, árboles que quedan en la calle o en zonas rurales, y lo que surgía era un producto cuyas imperfecciones naturales lo hacían único”, dijo Martínez, agregando que “luego nos animamos a ir a más y entendimos que trabajar con madera recuperada significa el cuidado de la naturaleza y entonces buscamos cada vez piezas más grandes”.
Según el director de Marvic, las maderas que usualmente aparecen para estos proyectos son álamo, ciprés y eucalipto.
“Hace poco –dijo Martínez– nos llegó un árbol prácticamente entero caído y con eso comenzamos a hacer una mesa enorme con una calidad, por su madera, enorme. Esa reutilización de una madera caída, que pasa a tener utilidad y cobra vida en una mesa, para mí es una satisfacción enorme”.