Louise Glück, El jardín
“Mírala a ella tocar su mejilla,
pedirle una tregua, los dedos
ateridos por la lluvia primaveral;
en el pasto tierno estrellan rojos azafranes.
Aun aquí, aun en los comienzos del amor,
su mano al abandonar la cara
da una impresión de despedida,
y ellos se creen
capaces de ignorar
esta tristeza…”.
El blog de Emma Gunst.