Algunos dicen que el refrán “no hay mal que por bien no venga” es un consuelo de desgraciados, pero el caso de Boston Seguridad parece indicar lo contrario.
En 2004, su director Alberto Subí sufrió un robo en su local del centro de Salto, donde funcionaba una inmobiliaria y una gestoría. Esa visita de los amigos de lo ajeno le generó la pérdida de su computadora de trabajo y otros objetos valiososo, pero él tomó la calamidad como una oportunidad.
El incidente lo inspiró a realizar una investigación de mercado que le confirmó que la seguridad era el negocio del futuro. Empezó ofreciendo un servicio de guardia para los negocios de la calle de su local, y pronto hizo lo mismo con las siguientes. Poco a poco fue expandiendo su visión hasta posicionarse como una de las firmas de Salto líderes en ese rubro.
Su buena reputación los llevó a presentarse a licitaciones públicas y privadas, obteniendo así contratos para la vigilancia de edificios estatales. Hoy estos constituyen el área más fuerte de su negocio, y cuenta con clientes como UTE, OSE, ANTEL, MGAP y MTOP que lo llevaron a tener más de 200 empleados y presencia en todos los departamentos.
Los servicios más demandados en la empresa son los de seguridad física, según Subí fruto de una sensación de inseguridad en la población, pero la empresa también cuenta con una fuerte demanda de servicios electrónicos, con circuitos cerrados de televisión y alarmas.
En los últimos años la Boston venía creciendo entre un 20% y un 25% con cada ejercicio, pero la pandemia frenó esa tendencia. Esto generó el objetivo pase de crecer a mantener el nivel de operaciones, lo cuál se logró.
En los próximos meses se seguirá apuntando a la expansión, con la mira en Montevideo. Si bien Boston ya brinda servicios para un edificio del MTOP, el plan es participar de nuevas licitaciones para así aumentar la participación en la plaza más importante del país.
“La inquietud por hacer algo nuevo y por crecer siempre están presentes", señaló el director.
Esta misma inquietud fue la que los llevó hace cinco años a abrir una residencia estudiantil de 26 apartamentos en Salto. Con la pandemia la residencia tuvo una merma lógica ya que muchos estudiantes no pudieron venir a estudiar. Ante esta situación, la estrategia fue cuidar el vínculo con los estudiantes y rescindir los contratos en aquellos casos de necesidad, para el año que viene volver al nivel de ocupación 100% tradicional.